Iñaki Zaragüeta
Lo de ahora no es tan nuevo
Una campaña más. Como ha sucedido casi siempre, las expectativas emergen inciertas, con características novedosas en siglas, no así en el objetivo de ocupar espacios sociológicos habitados hasta hace poco por otros. Si ahora Ciudadanos y Podemos son la novedad, en otros tiempos lo fueron el CDS de Adolfo Suárez, el Partido Radical de Miguel Roca, la UPyD de Rosa Díez o las formaciones de izquierda radical que fueron confluyendo hacia el PCE hasta formar Izquierda Unida.
La crisis económica ha sido la causa de esta convulsión que ha alzado al poder a unos partidos incomprensibles para una sociedad desarrollada. Ni la corrupción, ni el hastío, ni las puertas giratorias lograron un giro digno de tener en cuenta ni que los partidos mayoritarios dejaran jirones vitales en la cuneta. Fue la crisis económica la que en 2011 proyectó al PP de Rajoy a la mayoría absoluta jamás conocida por la derecha española como única solución para superar el abismo al que había conducido la política de Rodríguez Zapatero. En el Gobierno nacional, en las autonomías, en los ayuntamientos y en las diputaciones.
El PP lo consiguió con numerosos imputados por los tribunales en sus candidaturas, sin importar qué ministros socialistas o populares habían saltado desde sus cargos a los Consejos de Administración de las grandes empresas, a las presidencias de cajas de ahorros o a constituir despachos dirigidos al tráfico de influencias.
Lo cierto es que la pelota está en el tejado. Las encuestas, como siempre, muestran tendencias, pero nada se puede garantizar, y menos cuando la dada a conocer por el CIS esta misma semana, la más seria, por cierto, indica la existencia de un 42 por ciento de indecisos. Como para apostar la hacienda. Así es la vida.
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