Martín Prieto

Lo que el viento se llevó

La película sobre Lincoln acaparará los «Oscar» porque es una epopeya personal que ya está recibiendo los premios preceptivos. Washington, Jefferson o los firmantes del Acta de la Independencia en Filadelfia velan levemente su figura pero sin él EEUU sería hoy una conjunción de los Balcanes como una gigantesca Yugoeslavia. La Confederación inició la guerra secesionista, que nunca quiso Lincoln, so pretexto de una abolición de la trata que no estaba ni en el papel. Había negreros en el norte y estancieros sureños que manumitían a sus esclavos. Sólo después de diecinueve meses de Guerra de Secesión firmó el atormentado abogado puritano la liberación de los negros como seres humanos sujetos de todos los derechos. En el rostro del prócer están tallados el estreñimiento, la histeria de una esposa insufrible y la unidad de las colonias inglesas como crisol expansivo de una gran nación. Predijo a los confederados que de lograr su propósito acabarían multidividiéndose pero sobre sus hombros se alzó el abolicionismo capitidisminuyendo el unionismo. El mayor pecado de la humanidad es la esclavitud, que se mantiene en distintos grados sobre millones de mujeres, y eso agranda la figura marmórea que preside solitario el Capitolio. Su federalismo le impedía, precisamente, aceptar la separación de las partes y de no haber sido asesinado habría tratado a los vencidos como los hermanos que eran. Al conocer la rendición del general Robert E. Lee cruzó los jardines de la Casa Blanca hasta la calle Pennsylvania y ordenó a la banda de honores: «Toquen Dixie». «Dixieland», el himno de los rebeldes de la Confederación. Creen los dirigentes socialistas que el PSOE es un partido federal, lo que mueve a risa, a menos que Rubalcaba y Pere Navarro se consideren confederados desde 1977. En el insípido (diez horas tomando sopa sin tropezones) Comité que llaman «federal», al primero sólo le queda llegar a la I República y a los Cantones, y el segundo le disputa a Artur Mas el papel de Jefferson Davis. «Lo que el viento se llevó». Si no tienen tiempo para leer que visionen la película sobre Lincoln.