Luis Alejandre

Los rápidos de Bangui (y II)

Decíamos en tribuna anterior que «Bangui es un polvorín que puede estallar de forma incontrolada». A día de hoy es la misión mas compleja que comparten en la República Centroafricana efectivos del Mando de Operaciones Especiales del Ejército y Guardias Civiles de uno de sus Grupos de Acción Rápida. El polvorín se asienta sobre una historia de convulsiones políticas y tribales desde la independencia de la Republica,(1960) contaminada por las inestabilidades vecinas de Sudan y Sudan del Sur, convulsionada tras la caída del régimen de Gadafi en Libia y en la que han intervenido desde China, interesada siempre en sus recursos petrolíferos, hasta por Rusia que envió un hospital militar, una unidad de ingenieros y un escuadrón aéreo. Por supuesto Naciones Unidas. Siempre presente, la antigua potencia colonizadora, Francia. Ya en 1997 se creaba una fuerza interafricana de paz llamada MISAB con 800 efectivos, que fue relevada un año después por MINURCA una misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas creada para proteger especialmente a Bangui, la capital. De allí nació BOMUCA otra organización de apoyo a la paz de escasos resultados , lo que obligó al Consejo de Seguridad de NN.UU a la creación de una nueva misión militar liderada por la Unión Europea, EUFOR TCHAD/RCA que estaría compuesta por 3.000-4.000 soldados y de una misión policial, MINURCAT formada por 300-400 policías. Es decir, que la misión actual EUFOR RCA no es nueva.

No es de extrañar que entre tanta sigla, cuando nuestros soldados hablan positivamente de las instalaciones y de la mejora de la alimentación «desde que están en UCATEX» yo busque en manuales OTAN y de Naciones Unidas su significado: ¿Unidad centro africana territorial exterior? Más simple: UCATEX es el nombre de una antigua fábrica textil de Bangui abandonada hace unos años y que se utiliza como base de EUFOR. En seguida me ha venido a la cabeza aquella serrería abandonada de Istok, que utilizamos al comienzo de la guerra de los Balcanes para proteger a nuestra gente de aquellos duros inviernos kosovares.

Por supuesto el polvorín se asienta también sobre el hacinamiento humano de los cuarenta y tantos campos de refugiados de la capital –hoy Bangui tiene unos 800.000 habitantes– y sobre todo en las residuales luchas étnicas, principalmente las desencadenadas entre la guerrilla musulmana «seleka» y las milicias cristianas «antibalaka».

En medio de este conglomerado, las fuerzas multinacionales pretenden ayudar a estabilizar el país. Por supuesto no lo tienen fácil. Ya tuvieron que emplearse a fondo nuestros «boinas verdes» una semana después de la visita del ministro Morenés y el pasado jueves 31 de julio le tocó a una patrulla de la Guardia Civil. En la mañana de este día, un destacamento polaco fue tiroteado en el barrio musulmán y anocheciendo se repitió contra nuestros Guardias. Tras defenderse de los disparos, fueron envueltos por «una turba de gente realmente agresiva, aunque desarmada». «Salieron prudentemente de la zona para evitar verse obligados a utilizar sus armas contra personas sin ellas, aunque enormemente hostiles y agresivas», referirá el capitán González Sanabria. Éstas son las grandes dificultades de una misión de este tipo: equilibrio; pensar en el después; intentar comprenderles; no entrar al trapo; no utilizar el gatillo gratuitamente.

Contrasta la actitud de estos violentos con la opinión que tiene la mayoría del contingente de los centroafricanos: «Son alegres y animados, de conversación fácil, aunque algo volubles» dirá el comandante Mariño. «Gente simpática y amable dispuesta a ayudarnos en todo lo que sea necesario», opinará el «boina verde» Gallardo.

La ciudad, que como saben debe su nombre a los rápidos que forma el río Ubangu en su confluencia, está distribuida en ocho distritos. EUFOR se centra principalmente en el aeropuerto y en los distritos 3 y 5, los más conflictivos al estar sometidos a tensiones interétnicas y religiosas. La fuerza española actúa preferentemente en el 3 y en la zona oeste del aeropuerto.

Las opiniones de los «veraneantes» de Bangui son concurrentes: «Siempre es diferente la misión que abre a la que lleva tiempo consolidada, como Líbano, donde participé en la rotación 16», dirá el teniente Morales. «África es África; no hay dos misiones iguales; la experiencia de gran parte del personal en Afganistán, Líbano, Irak, Kosovo o Bosnia, ha facilitado una rápida adaptación a las particularidades de esta misión», dirá el teniente coronel Lucas de Soto. «Impresiona la pobreza y la falta de medios; el modo de vida de estas gentes es difícilmente comparable a nada que vemos en España; sin embargo, hemos intentado mantener contacto con ellos y su carácter alegre y extrovertido lo ha permitido». «Quizás lo que más les sorprende y aproxima es que les hablemos en sango, su lengua común».

¡Gracias por vuestro esfuerzo, queridos «veraneantes» de Bangui!

Como os dijo el Rey en videoconferencia el pasado 29 de julio: «Volved todos a casa con la satisfacción del deber cumplido».