Gobierno de España
Los reyes de Mariano Rajoy
El presidente del Gobierno ha empezado el año con buen pie. Los datos del paro callan muchas bocas, especialmente las de aquellos que quieren suprimir la reforma laboral. Veremos qué dicen ahora en un tema tan decisivo. Nada que ver con lo de Trillo y el Yak-42, que ha durado en los periódicos lo que los caramelos de ayer de la cabalgata. Y encima tira por elevación y permite a Dastis renovar a 70 embajadores: que todavía quedaban algunos políticos colados de legislaturas pasadas. No son los únicos nombramientos.
En esto de los embajadores, hay muchos que están esperando que Mariano Rajoy mueva su dedo, pero Rajoy ha decidido esperar a que los Reyes Magos le vengan con unos y otros. Que conste que no serán sólo del PP. En el PSOE y Ciudadanos hay cola para colocar a los suyos: ilustres ministrables de uno y otro partido que se han quedado sin saber muy bien dónde ir. Los hay para todos los gustos: del área económica, de la política y de la anfibia –que diría Errejón– que están esperando a que Rajoy abra los regalos reales. Saben que estos cuatro años no se los quita nadie a Mariano y prefieren poner tierra de por medio antes de quedarse en sus respectivas peleas provinciales y locales. Pero en Moncloa, como siempre, silencio. Nada se mueve en vacaciones. Ni cuaderno azul, ni filtraciones. Hay incluso un ilustre ex dirigente de la antigua Convergència que está muy nervioso con esta larga espera. ¡Ay los carguetes!
Y hablando de nombramientos... En marzo el Tribunal Constitucional elige presidente. Aquí ya Rajoy no puede pedir ningún milagro a Melchor, Gaspar ni Baltasar. Aunque creo que su rey es Gaspar, por aquello de que iba en el centro, no por otra cosa. Son también tres los que deberían optar al cargo: Juan José González Rivas, Andrés Ollero y Encarna Roca, pero ahí Rajoy tampoco lo tiene claro. ¿Y si por una vez Moncloa se da mus y permite que los magistrados elijan al presidente y vicepresidente? Sería una novedad: una buena novedad. No me imagino al ministro Catalá metiendo mano en asunto tan delicado. Pero sí al despacho barcelonés de la vice, que tiene demasiadas habitaciones y pasillos como para que se le escape un asunto tan trascendental como éste.
Nombres... nombres. Era lo que más gustaba a Aznar en su etapa de presidente: ofrecer cargos a la izquierda. Pues ahora tienen otra oportunidad. Pero esperemos que no caigan en los errores de entonces: hay nombramientos de gran trascendencia, como la Embajada de Estados Unidos, que ya tienen nombre y apellido y, a decir verdad, Pedro Morenés lo hará bien con seguridad.
Quizá el regalo que espera Rajoy de los Magos es la solución del referéndum catalán. Ahí sí que necesita el oro de Melchor. Los datos económicos van a jugar un papel decisivo para orquestar una solución eficaz. Por una vez Rajoy ha decidido moverse antes para no pillar a los independentistas sin margen de maniobra ni salida; hay que ofrecer algo y en eso tiene a su reina maga –Carmena dixit– para ofrecer y resolver lo que sea.
Y mientras llegan los nuevos regalos, Rajoy deberá conformarse con los que esta mañana ha recibido: libros, siempre libros. Quizá «Jóvenes promesas», de Juanjo Díaz Polo, o la última novela de Philip Kerr, su escritor de cabecera. Novela negra con ambientación deportiva. No es que necesite nuevas estrategias, sino ganar tiempo en cada nombramiento, pacto y negociación que sea posible. Porque, eso sí, los Presupuestos parece que ya están.
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