Elecciones generales
Los tiempos de Rajoy y Sánchez
Los tiempos de Mariano Rajoy no son los de Pedro Sánchez. Ni se parecen. El presidente del Gobierno en funciones es capaz de poner nerviosos hasta a los suyos propios: aguanta corrupciones en Valencia, en Madrid, fugas de diputados electos, ministros que dimiten, vicesecretarios que le ponen verde, más corrupción en Granada, se resiste a dar cuentas al Congreso, subidas del déficit nacional, renuncia a ser candidato a la Presidencia del Gobierno... Aguanta. El líder del Ejecutivo en funciones sabe que los tiempos no los marca él hasta que llegue el momento en que él pueda decidirlos. Y por eso no se mueve.
Naturalmente, para sus compañeros de profesión, que están todos los días en las teles peleando sus cinco minutos de gloria, es terrible. No le entienden. Les agota.
Por el contrario, el secretario general socialista maneja sus tiempos de otra manera. Quiere ser la estrella de cada día, de cada entrevista, de cada aparición. Da titulares al momento. Sonríe. Anuncia acuerdos que no existen y mayorías que nunca tendrá. Y sigue sonriendo. Y por eso, si el candidato socialista no aparece durante dos días, parece que algo ha pasado en el tablero. Pero para un político manejar los tiempos es tan importante como el comer. Se hace todos los días, pero de manera diferente. Por eso las primarias que hoy dan comienzo en el PSOE van a ser otra tortura más para el ex candidato a la Moncloa.
Aunque no surja ningún socialista que pueda hacerle sombra, Pedro Sánchez es muy consciente de que hasta el próximo sábado, día 7, alguien podría presentar avales. Y esos tiempos no los controla él. A lo mejor por este motivo cuando el líder del Ejecutivo en funciones escuchaba a alguno de sus compañeros pedir un congreso extraordinario antes de las elecciones generales callaba y tomaba nota. Porque esos tiempos sí son suyos y por ese camino no se mueve. Y esto se produce porque el tiempo tiene algo que podría definirse como perverso, y es el desgaste. Cansa muchísimo ver todos los días, y durante un intervalo de tanto tiempo, a los mismos protagonistas de esta serie tan mala. Y eso por mucho que sonrían o se dediquen a hablar de fútbol, de Rafael Nadal, o incluso de Eurovisión. Claro que el líder socialista tiene a los suyos –cada vez son menos para apoyarle– aunque César Luena cada vez se ría más.
Francamente, todo un equipazo que tiene las horas contadas. Mientras tanto, Mariano Rajoy continúa con su pequeña guardia de Corps. Y parece que les ha aconsejado que cuanto menos sonrían, mejor para todos.
Y, la verdad, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, no está la cosa en nuestro país para que se gasten muchas bromas. Éste será el mensaje que dará de cara a los próximos comicios generales del 26 de junio. Al menos razón no le falta.
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