Ely del Valle

Made in Spain

En un momento en el que es fundamental vender que nuestro país es serio, competente y fiable, la mala hierba de la corrupción sembrada con generosidad por ex tesoreros, Ere falsos y «palaus» comisionistas viene a tener el mismo efecto que el de un petardo en el claustro de un monasterio. Difícil reto el de Margallo empeñado en vender la Marca España en medio de una jarana en la que la sospecha planea sobre toda la clase política.

Reconoce el ministro –lo acaba de hacer en Valencia– que el ambientazo provocado por la mangancia, instaurada por lo visto de manera prácticamente endémica en los tiempos de vino y rosas, hace de todo menos ayudarnos a dar una imagen responsable. Pero también es cierto que, frente a los agoreros empeñados en ver nuestro caudal patrio al borde de la sequía, la Marca España está consiguiendo hacerse un hueco allende nuestras fronteras. A ello están contribuyendo de manera notable los empresarios pequeños y grandes, que los hay y muchos, que han decidido plantarle cara a la crisis arriesgando su patrimonio para seguir apostando por el Made in Spain, y la labor de la Secretaría de Estado de Comercio, con García Legaz a la cabeza que, a pesar de la tempestad, acaba de presentar unas cifras sobre nuestras exportaciones con las que nos podemos dar con un canto en los dientes.

La Marca España tiene futuro porque no habla de marrullerías políticas sino del esfuerzo de los españoles, del empeño en remontar, del trabajo de quienes tienen muy poco en común con chanchullos, expolios, corrupciones y trapicheos, y mucho que ver con esfuerzo, confianza, dedicación y ganas de empujar para que los «malos» no sean los que nos identifiquen como país. España se merece que nuestra marca tenga futuro, porque, a la hora de la verdad, Marca España somos cada uno de nosotros.