Paloma Pedrero

Marzo igualdad

La Razón
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Es marzo, con sus días para recordar lo mal sigue pintando el mundo para nosotras. Y no sólo para las pobres musulmanas, hindúes, africanas... que viven en mundos legalmente violentos con su condición femenina. Aquí y ahora seguimos sufriendo la agresión cotidiana de un sistema injusto. No hace falta más que ver la calle o las noticias de cualquier día: mujeres maltratadas, asesinadas por sus parejas, jóvenes violadas, pequeñas abusadas, trabajadoras con la misma labor y sueldos inferiores al de sus compañeros, madres con la doble jornada de empresa y hogar sin ayuda, abuelas obligadas a cuidar de sus nietos hasta la extenuación... Podríamos continuar sumando agravios, como esos pequeños y cotidianos desprecios desde la cuna, pero para qué más. Somos nosotras, la especie femenina (porque yo creo como Doris Lessing que varones y hembras somos de diferente especie) las que seguimos padeciendo los desafueros de la vieja cultura patriarcal. Somos nosotras las asesinadas, maltratadas, violadas, secuestradas, explotadas y marginadas de una sociedad diseñada por y para su particular “especie”. Sin embargo, estoy segura, de que ellos también son victimas de ese pensamiento. Porque no se puede ser feliz cuando te arrastra un afán de pelea, de dominio, de desamor, de conquista. No se puede conocer y gozar de la profundidad de la existencia si estás al margen de lo que realmente sienten y son ellas, la otra mitad del universo. Hoy hay ya, y cada día más, hombres conscientes que se están rebelando contra esa carga insoportable de tener que ser un gallo de pelea. Hoy hay muchos que nos acompañan en nuestra lucha por la igualdad, y nosotras les amamos. Porque aunque seamos diferentes, afortunadamente diferentes, somos mejores en igualdad. Y marzo tiene que ser cada día dentro de nosotros mismos.