Rosetta Forner
Más allá del mal
Según los expertos, un daño moral es más perjudicial que el físico, pues deja una herida de peores consecuencias en la psique de la persona. Éste se ve, pero aquel no, pudiendo la persona llegar a pensar que es producto de su imaginación.
Burlarse de una persona, mentirle, ofenderla, decirle una cosa y la contraria, humillarla moralmente, es reírse de su alma y pisotear vilmente su dignidad. Que el fiscal solicite revisar la condena del «Cuco» alegando «daño moral integral» es más que justo, y se queda corto. ¿Cómo llamar a esa burla de tortura psicológica que infligió a los padres de Marta del Castillo, además de, a ella, arrebatándole la vida? Usar el amor que sentían por su hija para mortificarles dándoles esperanzas. Jugar con su dolor hasta extenuarles el alma, sabiendo lo que hacía -según el informe forense, es una persona con capacidades normales para diferenciar entre el bien y el mal-. ¿Narcisista egocéntrico? Puede.
Él alimentó su ego al lograr ser el centro de una atención que lo elevó, a sus ojos de monstruo, a rango de «héroe» al conseguir burlarse de la Justicia y de la Policía. Y, sobre todo, al martirizar psicológicamente a unos padres, en cuya alma abrió una herida imposible de cicatrizar al no dejar de verter el veneno de la maldad sin compasión y sin descanso. No sólo les arrebató a su hija, también les negó la compasión de poder enterrar su cuerpo. ¿Cómo calificar a alguien que se comporta así? No me valen las etiquetas (psicópatas, asesinos, sociópatas...) creadas para clasificar a esos seres humanos cuyos actos escapan a nuestro entendimiento.
Las puertas del averno se abren de vez en cuando vomitando «entes» cuyo propósito es venir a la Tierra a hacer daño. Si al «Cuco» no se le puede devolver al infierno, al menos que su crimen tenga castigo y que no viva su vida más allá del mal. Pues aún no se han inventado las palabras para calificar lo que este monstruo ha hecho.
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