Conciertos
Mastropiero empata con Mafalda
Daniel Rabinovich, el humorista más desternillante de este grupo cómico, se disculpaba ante sus anfitriones andaluces porque acompañaba sus comidas, indefectiblemente, con vino de la Ribera del Duero. «Acá lo tienen todo menos el tinto y el Real Madrid». Falleció hace poco menos de dos años, antes de que les fuera concedido el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades que hace no tanto recibió su compatriota Quino, el creador de Mafalda, quien conforma junto a Borges y Les Luthiers la trilogía imprescindible de aportaciones argentinas a la cultura universal. Cumplen ahora cincuenta años sobre los escenarios y aún vibran los árboles centenarios del bonaerense bosque de Palermo con las ovaciones que les dedicaron (les dedicamos) el millón de afortunados que presenciaron (presenciamos) el concierto con el que conmemoraron su cuadragésimo aniversario en la cima de las artes, valga el plural, en una tórrida noche de verano austral a comienzos de diciembre de 2007. Perdida la cuenta de las veladas memorables vividas gracias a ellos (¿veinte representaciones vistas en directo? ¿tal vez treinta?) desde aquel bautizo adolescente en el teatro Villamarta de Jerez, no es que se hayan convertido en parte de la familia, ni mucho menos, pero sí son una referencia constante y una parte esencial de la educación sentimental e intelectual. Quienes no sabemos cantar ni tocar ni recitar, ni mucho menos usar el idioma como un bisturí, sentimos envidia (de la insana, tela de chunga) y admiración por estos genios imperecederos que, además de todos los talentos, han recibido el don más valioso: el buen humor. ¡Qué mal repartido está el mundo! Actúan en el Maestranza en septiembre. Compré las entradas con más de un año de antelación, naturalmente.
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