Balance del Gobierno

Mejor sin Gobierno

La Razón
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Recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho públicos los últimos datos de evolución del empleo y la economía en nuestro país en el último año, y son ciertamente muy positivos.

La economía ha crecido un 3,7 por ciento en términos interanuales superando las expectativas previstas, llegando a considerarse por los analistas internacionales la revisión de las previsiones de crecimiento fijadas para este año.

Por lo que se refiere al empleo se han creado en el último año 484.000 empleos netos, lo que pone de manifiesto los aspectos positivos de la Reforma Laboral que algunos quieren poner como línea roja de cualquier acuerdo para permitir la investidura y la formación de Gobierno, y que deberían reconsiderar a la vista de estos datos, si de verdad priman el interés de los españoles y no el suyo.

Aspecto novedoso y no menos importante es que los salarios han crecido un cuatro por ciento, aumentando el poder adquisitivo de los trabajadores, que a su vez se ven favorecidos por la práctica ausencia de inflación, lo que hace que su capacidad adquisitiva sea aún mayor.

Lo que ponen de manifiesto los datos del Instituto Nacional de Estadística es que nuestra economía sigue creciendo con más fuerza que en el resto de los países de la Unión Europea (UE), que crece el número de trabajadores, y que el trabajador medio cobra más que en el resto.

Esta situación se produce pese a llevar ya diez meses de parálisis política ante la imposibilidad de formar un Gobierno después dos elecciones generales en apenas seis meses.

A la vista de estos resultados y de la situación, en la que parecen persistir las dificultades para lograr un escenario parlamentario que permita al candidato del partido mayoritario obtener el respaldo suficiente para ser investido y formar un Gobierno que acabe con la larga interinidad en la que nos encontramos, empieza a manifestarse tímidamente la idea de si no estaremos mejor sin Gobierno, y si esta situación puede mantenerse mucho más tiempo sin afectar a los problemas de los ciudadanos.

En un país como el nuestro, en dónde la clase política está cada día más denostada, esta tentación es muy sugerente. Sin embargo, una reflexión mínimamente seria nos lleva a concluir que es necesario tener un Gobierno cuanto antes, y cuanto más fuerte y estable, mejor todavía. Y no únicamente para abordar los problemas nacionales, que son muchos más que los económicos, sino también los internacionales, en donde la ausencia de un Gobierno con capacidad de decidir nos deja fuera de las mesas de discusión y decisión en perjuicio de la defensa de nuestros intereses como país frente al resto, como hemos podido comprobar en las dos últimas reuniones celebradas entre Alemania, Francia e Italia para tratar asuntos trascendentes, como el futuro de Europa frente al Brexit o la política de inmigración, en la que hemos estado ausentes.

Un Gobierno estable tiene que afrontar, además, el problema territorial en nuestro país ante el desafío de los independentistas que quieren acelerar el proceso desoyendo las resoluciones judiciales, e incorporarse a esa misma estrategia después de las elecciones vascas del próximo mes de septiembre. De la misma manera, el incremento exponencial de la deuda pública española y el descontrol del déficit, que amenazan gravemente nuestra recuperación económica y nuestra credibilidad europea. La sostenibilidad de la Seguridad Social, la reforma del Poder Judicial, y otros muchos que no deben esperar mucho tiempo más.

Contexto internacional

Y no podemos estar ausentes del contexto internacional en el que se va a determinar el futuro de Europa y los equilibrios mundiales ante los conflictos y desafíos que vivimos a nivel económico, bélico, migratorio y de terrorismo islámico. Las elecciones en Estados Unidos este año y las de Alemania y Francia el próximo van a suponer un nuevo punto de partida y debemos estar preparados para ello.

Ojalá que los negociadores del pacto de gobierno miren un poco más allá.