El desafío independentista
Mi amor Pimpinela
Salgo de casa a primera hora y me cruzo, en el ascensor, con la vecina.
–Qué tal. Cuando te veo, pienso en Cataluña. Tenéis que estar cansados de contar lo mismo cada día en las noticias.
–Mujer, no. ¡La campaña empieza en horas! Queda desafío independentista para rato.
Me encuentro después con una amiga por la calle.
–¿Cómo vas, guapa?
–Muy bien. Enganchada al trabajo, son momentos inéditos, surrealistas. Esta semana habrá mambo...
–¿Qué pasa esta semana?
–El juez Llarena puede poner en libertad a los ex consejeros encarcelados. Quizá también a los Jordis. Les veremos a todos saliendo de Soto, de Alcalá Meco y de Estremera, dispuestos a inaugurar la campaña electoral catalana más incierta de las últimas décadas... ¡Lo contaremos en directo!
–Sandra, chica, reconoce que Cataluña aburre. Lo único que nos hace gracia a estas alturas es la anécdota de los senadores del 155, con su cuponazo de 100.000 euros por cabeza. ¡Quién los pillara! O el último cotilleo sobre Jordi Sánchez en prisión...
–¿En serio ya no te produce curiosidad? ¿Ni siquiera lo que pase con los fugados?
–Puigdemont empieza a tener categoría cómica, de acuerdo. Pero conocemos ya hasta las intimidades del apartahotel donde reside en Lovaina, qué estrechez de baño, por cierto... Asume que se acabó el Procés. ¡Lo ha dicho hasta Rajoy!
– ¡No te fíes de los políticos! Rajoy aseguró que tenía localizadas las urnas del referéndum ilegal del 1-O y aquello no era verdad.
-Al final, la historia de Cataluña con España es un bucle pasional. Si no lo contáis así, estilo Pimpinela, con emoción, cambiaremos de canal.
–¡Cualquier cosa menos eso!, le respondo entre risas... Pero me quedo con la copla.
Sé que piensas lo mismo que ellas. ¡Me tenéis por bicho raro! Pronto os descubriréis de nuevo enganchados a la telenovela catalana. Junqueras saldrá favorecido en libertad, recorriendo los rincones del pueblo catalán con su discurso de buena persona. Puigdemont seguirá llamando la atención a golpe de tuits y telecampaña. Y Cataluña, esa tierra más española que ninguna, por contradictoria y pasional, nos engatusará. Tras las elecciones, y el año que viene también, continuaremos hablando del asunto. El nuevo Govern quizá no abra todos los informativos pero lo divisaremos de lejos, ojos abiertos, dolor en bucle. Somos Cataluña, España y Pimpinela.
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