Ministerio de Defensa

Militares

La Razón
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En Roma hemos visto este fin de semana más uniformes que nunca; además de los italianos, tan característicos por su espectacularidad, era posible contemplar los de países muy diversos, España incluida. El motivo ha sido la celebración del Jubileo de las Fuerzas armadas y de la policía a cuyos miembros el Papa les invitó a ser «instrumentos de reconciliación, constructores de puentes y sembradores de paz» y a que «hagan resplandecer la esperanza cristiana que es certeza de la victoria del amor ante el odio y de la paz ante la guerra». En el programa de algunos partidos españoles con la denuncia del Concordato (que ya no existe desde 1979) figura la desaparición de la asistencia religiosa a las fuerzas armadas. Les parece un reliquia del pasado, una herencia del ignominioso franquismo. Ignoran que en los países más democráticos (Estados Unidos, Francia, Alemania, Australia, etc.) e incluso en otros que lo son algo menos (Venezuela, Bolivia, Uganda) los soldados reciben asistencia religiosa y existen para atender a los católicos los Ordinanariatos Militares (equivalentes a una diócesis) a cuyo frente figura un Obispo y los capellanes castrenses, el «páter» como cariñosamente les llaman los militares españoles. Monseñor Juan del Río, que es el Arzobispo Castrense español, insistió en la homilía de la misa que abrió la celebración del Jubileo en la base jurídica de esta asistencia: «Desde la perspectiva de los derechos humanos incumbe al Estado estar atento a los principios de la libertad religiosa. De ahí se deriva el hecho de que no debe impedir o hacer callar el servicio de asistencia religiosa a las fuerzas armadas en tiempo de paz y de conflictos puesto que es un derecho del militar creyente se encuentre donde se encuentre».

No se trata pues de un arcaico privilegio que la Iglesia católica pretende mantener a toda costa; por el contrario hay que hablar de un derecho de la persona humana que el Estado tiene la obligación estricta de garantizar y de facilitar que sea respetado por todos.