Nacionalismo
Nation building
Convergència Democràtica de Catalunya se constituyó en un movimiento nacional y eje vertebrador del panorama político catalán, mediante la técnica de «fer país», superando el discurso izquierda-derecha, centrando su ideario en propagar e imponer la ideología nacionalista y en la construcción de una Arcadia feliz. Fundado en Montserrat en 1974, se disolvió hace unos meses para transformarse en el Partit Demòcrata Catalá con el objetivo de borrar la memoria de la persona que lo fundó y ejerciendo la centralidad en el «mainstream» catalán. El legado ideológico de CDC y Pujol seguirá siendo dominante en los próximos años, generaciones enteras de catalanes han sido sometidas a la eugenesia educativa de nacionalización mental y lingüística mediante un proceso de desconexión del resto de España, han propagado la falsificación histórica, invirtiendo recursos y años en la creación mitológica y se trabaja para eliminar la lengua común. Un proceso destructivo de España, que está siendo letal para la convivencia civil, que provoca la huida de cientos de empresas y que está condicionando de forma grave y preocupante la recuperación política, económica y social. Pujol trazó una exitosa hoja de ruta para conseguir introducir el nacionalismo en todos los ámbitos, y este meticuloso plan fue revelado en las páginas de «El Periódico» el 29 de octubre de 1990, cuando se publicó el llamado «Programa 2000», un complejo compendio de estrategia diseñada para introducir el nacionalismo en todos los ámbitos catalanes, el «nation building» o reprogramación nacionalista, del que ahora sufrimos sus letales consecuencias. Marketing y propaganda, dirigido en primer lugar a potenciar la autoestima autóctona; un segundo paso de enorme manipulación histórica (Catalunya milenaria o imaginarias guerras contra España), el fomento de fiestas populares impostadas, tradiciones, costumbres y un trasfondo mítico que se expande hasta el último rincón de Cataluña. Un tercer aspecto que quiere potenciar el pilar fundamental del discurso secesionista a través del nuevo concepto de nación dentro del marco europeo, Cataluña (Països Catalans) como nación europea emergente reafirmando el sentimiento europeísta a través de la conexión carolingia y desvinculándola de la Hispania Goda. El descubrimiento del potencial de futuro, es decir los «Països Catalans», como centro de gravedad sobre el arco mediterráneo noroccidental y el espacio occitano-catalán, complementado con la propaganda del factor demográfico «Solo avanzan los pueblos que son jóvenes» (bajo la campaña «Som 6 millons» o la de los «Nous catalans»); y aderezado con una larga lista de agravios («Espanya ens roba»), propagando hasta la saciedad que Cataluña es una nación discriminada que no puede desarrollar libremente su potencial cultural y económico. La lengua catalana usada como elemento mollar e ideológico, propagando una sociedad civil viva, cohesionada, con conciencia de pertenencia, generadora de riqueza material y espiritual. Todo ello embelesado en el marco final del proceso de autodeterminación sustituido por el eufemismo del llamado «Dret a decidir», una maniobra retórica inteligente que traslada el debate nacionalista al terreno democrático. En la villa y corte no leyeron el plan de «nation building» separatista e ignoraron a los catalanes libres de nacionalismo. Esperemos que ahora hayan aprendido la lección.
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