César Lumbreras
Ni agro, ni seguro
El sistema español de seguros agrarios se basa en la existencia de un monopolio de hecho denominado Agroseguro, formado por un «pool» de aseguradoras. Se creó a finales de los 70, en los Pactos de La Moncloa, y se potenció tras las grandes sequías de principios de los ochenta y la llegada del PSOE al poder con fin muy claro: apoyar la contratación de los seguros agrarios por parte de los agricultores para que tuviesen unos ingresos mínimos en el caso de accidentes meteorológicos y evitar sus protestas pidiendo ayudas directas a los Gobiernos de turno. Pues bien, 35 años después, ha habido una situación de gran sequía y las organizaciones agrarias han vuelto a pedir ayudas directas, porque el nivel de aseguramiento de algunas líneas como las de cereales de otoño invierno es muy baja.
¿Acaso hay mayor prueba del fracaso de una parte del sistema de seguros y de Agroseguro? Durante todos estos años el Ministerio de Agricultura se ha dedicado a poner el dinero para que los responsables de este monopolio, procedentes de la Dirección General de Seguros, del Consorcio de Compensación de Seguros y de las compañías aseguradoras hiciesen lo que les ha venido en gana.
Osea, que la parte «agro» ha pintado muy poco, por no decir nada. Ha llegado el momento de poner coto a los errores cometidos. Agroseguro debe hacer honor a su nombre y ser primero agro y luego, seguro. Y no como ahora. Garcia Tejerina debe plantarse ya.
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