Irene Villa
Normalidad
Además de la vida familiar que siempre defendieron, la naturalidad y ese aire ciertamente renovado y esperanzador, los Reyes de España demostraron una vez más su contundente apoyo a las víctimas de la violencia terrorista. Mientras hay quien piensa que los asesinos etarras «tienen explicaciones políticas» y que comprenderlas es necesario para «superar los problemas políticos y avanzar hacia soluciones democráticas», una mayoría, afortunadamente, sabe que no hay motivos para matar, y que como decía Gandhi, no hay caminos para la paz; la paz es el camino. Además quienes no respetan la democracia no merecen esas «soluciones democráticas». Pero además de esta férrea defensa de la base de toda sociedad, que es defender la memoria y la dignidad, los Reyes nos transmitieron cariño sincero y mucha normalidad. Se pararon a hablar con todos los que querían agradecerles la recepción y contarles su situación actual, incluso para hacerse fotos con todos los que lo deseaban. Un grupo, por cierto, tan heterogéneo, diverso y plural como nuestra propia España, en el que además de representantes de asociaciones y fundaciones, tuvimos la oportunidad de estar quienes seguimos defendiendo un presente y futuro sin terror a título personal. Os cuento algo que tampoco me sorprendió, por ser uno de sus tantos cariñosos gestos. Resulta que por protocolo mi marido e hijo se quedaron a las puertas del saludo inicial a Sus Majestades, pero el Rey al verlos, hizo un gesto para que pasasen. Como no estaban autorizados, fueron los propios Reyes quienes se acercaron a saludar cariñosamente a ambos. Lo dicho, absoluta normalidad.
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