Toni Bolaño
O cambian o los cambian
La situación política en Cataluña está teniendo una repercusión directa en las intenciones electorales. Los dos principales partidos siguen sin encontrar su suelo electoral, según la encuesta publicada ayer por LA RAZÓN. CiU asediada por sus errores y por los recortes sigue perdiendo votos a favor de una ERC. Los de Oriol Junqueras no se ven afectados por la crisis y se han convertido en la marca genuina de los independentistas que desechan sucedáneos de nuevo cuño. ERC podría cosechar un resultado histórico a costa de la pérdida masiva de votos de Convergència i Unió.
Pero, CiU y ERC, no están solos en el mundo nacionalista. La CUP, un partido asambleario, antisistema y marxista-leninista que se presenta como el «anti-establishment» sube como la espuma. Nada más y nada menos, la CUP dobla su representación parlamentaria aglutinando una buena parte del hartazgo existente con la política tradicional.
Por su parte, la constante indefinición de los socialistas en Cataluña –sumada a la pérdida de lustre en España– les vuelve a situar en caída libre. El PSC está a un paso de convertirse en un partido testimonial víctima de su propia estrategia. En un momento en el que el debate político se sitúa en la discusión nacional, los socialistas apuestan por una equidistancia que se muestra suicida ante la constante pérdida de votos que refleja la encuesta. El principal beneficiario, los Ciutadans de Albert Rivera, que siguen subiendo de forma exponencial. Todo apunta a que en su granero electoral están cambiando las tornas. Hasta ahora el principal damnificado de su ascenso era el PP, ahora los estragos los sufre el PSC de Pere Navarro.
Curiosamente, el partido más activo contra las políticas de recortes de la Generalitat, Iniciativa per Catalunya, no se beneficia en su perspectiva de voto y no consigue marcar el sorpasso al PSC. Por su parte, los populares acosados por el desgaste de Rajoy y su deshilachada política en Cataluña se han situado fuera de foco aunque mantienen la fidelidad de los suyos. Más por errores del contrario que por aciertos propios. ´
Con estos resultados, está más que claro que una convocatoria electoral anticipada queda descartada. Sin embargo, los partidos que representan la centralidad política deben tomar buena nota que sus políticas son rechazadas por una buena parte del electorado. O cambian su actitud o los cambian. Tienen tres años para tomar decisiones pero deben empezar a aplicarse el cuento.
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