Octubre Rojo

Para la Historia, el «Octubre Rojo» fue el del triunfo de la revolución bolchevique en la Rusia de 1917, donde se impondría durante 70 años el régimen más antihumano, anticristiano y totalitario conocido hasta el momento.

Aquí en España, los pseudo revolucionarios de salón, debidamente agitados por el tándem Puigdemont-Torra, quieren que este mes pase a la Historia como el «Octubre Amarillo», denominación que resulta más épica que la del mes del «pollastre de collons» del fugado de Waterloo.

Bromas aparte, en Barcelona se respira un ambiente de tensa preocupación. El Sr. Sánchez vino ayer a decir que la Policía «garantiza la moderación», y a visitar a los agentes heridos supuestamente por la ausencia de la misma. Como estamos en campaña por decisión suya, esa visita no es más que un acto de propaganda política. Sin convicciones, todo es cálculo, y ahora simplemente electoral.

Por lo mismo, tras 44 años, en la agenda política ahora toca desenterrar a Franco contra la voluntad de su familia y de la comunidad benedictina, que recibió su cadáver por orden superior, y que allí ora et labora. La Guardia Civil y la Policía Nacional no están destacadas en Barcelona, sino en El Valle y en el cementerio de destino, porque a este Gobierno y a sus apoyos no les gusta ni dejar descansar a los muertos en paz. Otrosí: el silencio de los tibios, no sea que les acusen de franquistas.