Luis Alejandre

Ofender: querer o poder

La Razón
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Conozco y quiero a Barcelona. Guardo el mejor recuerdo de mi paso por su Capitanía General, aunque en aquellos años, tras los desamores del PP de Aznar con la CiU de Pujol, se produjesen «cariñosos» desencuentros. Conozco el Salón de la Enseñanza, una muestra más de las magníficas iniciativas feriales catalanas, a la que desde hace décadas están invitados los centros de formación de las Fuerzas Armadas. Conozco a los mandos del Ejército que, por cortesía, saludaron a quien debería ser la alcaldesa de todos los barceloneses. Pongo la mano en el fuego por ellos. Gente formada, honesta, vocacional. Para quienes el servicio no tiene horarios ni intereses particulares ni familiares. Hoy, muchas personas que conocí y quiero me han llamado consternadas. Mi respuesta ha sido sencilla: «No ofende quien quiere». Y buscando el lado positivo también les he dicho: «No habrá stand mas visitado; se agradece la publicidad».

No es momento de resaltar los valores de las «gentes de armas». Se dan por supuestos el valor, la entrega, el sacrificio, la disciplina, el no pedir ni rehusar. Lo testimonian hoy en Afganistán, en Líbano, Irak, Mali, República Centroafricana... sin ir tan lejos, en San Climent de Sasebas, cientos de soldados. Lo difícil es hoy añadir a estos valores otros mas complejos como los de discreción, paciencia, prudencia, contención física y verbal. Porque tras la prudente y nada crispada mirada del coronel Castuera, hay todo un ejercicio de contención y control para el que seguro no fue formado.

Quieran o no, Barcelona seguirá siendo una ciudad que proporciona excelentes profesionales para las Fuerzas Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Muchos de los cuadros de los Mossos proceden de ellos. En el Estado Mayor de Capitanía se formaron sus primeros cuadros dirigentes; la Academia de Tremp sigue preparando magníficos suboficiales; sus Unidades de Montaña son esenciales para la seguridad de muchos de los que pisan el Pirineo.

Han pinchado en hueso. No ofende quien quiere, sino quien puede. Y con los valores del Ejército, les aseguro que no podrán.