Martín Prieto

Otegi, gato de angora

Otegi, gato de angora
Otegi, gato de angoralarazon

Los pingüinos incuban dos huevos en armonía de género y pese a sus esfuerzos en la pesca sólo logran la supervivencia de un polluelo, muriendo el menos fuerte de inanición. ETA, enfrentada a su derrota policial, ha encarado los sinsabores de los hechos poniendo huevos en todas las cestas, aprovechando la debilidad de un Supremo y un Constitucional que juegan al tenis con el crimen. ETA cada día tiene más partidos políticos que penetran las instituciones y se nutren del Estado que quieren destruir. Bildu se ha quedado con Guipúzcoa y un centón de pueblos vascos y Sortu se presenta en sociedad con etarras que han trocado la sangre por los bits del ordenador. La secretaría general de ésta última asociación de malhechores ha quedado reservada para el preso Arnaldo Otegi Mondragón, el «Gordo» en la banda ( aunque es flaco ), quien por haber leído dos libros pretende ser un Michael Collins ( ojalá ) o el Gerry Adams de Elgoibar (que no lo es ). Sólo es un engañoso gato de angora para distracción de buenistas y garantistas. No hay constancia de que haya matado a nadie por su reconocida cobardía con las armas, pero estaba al volante de uno de los coches con que se intentó infructuosamente secuestrar al constituyente Gabriel Cisneros. Y fue uno de los sayones que humilló y amedrentó al embajador Javier Rupérez durante su cautiverio. A este pájaro se le ajusta la piel de carcelero de inocentes metiéndolos en una tienda de campaña dentro de una habitación empapelada con periódicos y dándoles un cubo de plástico para sus necesidades. Como paladín de Sortu es un insulto para toda la clase política; como intelectual lector de almanaques y folletos da la talla equiparando(¡otra vez!) víctimas y victimarios dirigiéndose altivo a los Gobiernos español y francés para que recorten sus naciones. El Tribunal Supremo tiene razones sobradas para ilegalizar Sortu; así luego el Tribunal Constitucional puede volver a legalizarla, como suele. Retrato con Estado al fondo acariciando en sus rodillas al sedoso y camaleónico gato de angora.