Fernando Vilches

Palabras en desuso

Tengo la fortuna de contar con amigos extraordinarios como Juan Carlos Aparicio, el mejor ministro de Trabajo de la última etapa democrática española, un político de raza, honrado hasta su última cana, químico sabio, competente en lo suyo y en lo ajeno, estupendo cocinero, magnífico monologuista del más hilarante club de la comedia y, por encima de todo eso, mucho mejor persona. Y, de vez en cuando, ya que el PP no ha sabido/querido retenerlo en la política de primera fila, dispone de más tiempo y tengo el inmenso placer de hablar con él y de aprender. En la última charla que tuvimos, la semana pasada, sin querer me proporcionó el contenido de la columna. Hablamos de que lo que hoy llaman «ambición» (en política, en los negocios...) es en realidad «codicia». Esta palabra se enmascara en boca de estos individuos que no tienen nunca suficiente con el dinero: ese empresario balear que llega a un acuerdo por once millones de euros y siete años de cárcel con las fiscales, ¿no le hubiera sido más rentable no ser tan codicioso? Los de la «Gurtel», ¿no pudieron –como muchos empresarios honrados– acceder limpiamente a los concursos y ahorrarse toda esta ignominia? El señor Bárcenas, ¿pensaba que viviría tanto como para poder disfrutar de esos más de cuarenta y ocho millones de euros que ha atesorado? Los de los ERE de Andalucía, ¿cuándo pensaban parar? La codicia les ha llevado a todos ellos a un callejón sin salida y al desprecio de la sociedad honrada. Pero se disfrazó de ambición, eso sí, desmesurada. Otra palabra en retirada es «esclarecer». Tiene trabajo la Justicia para poner orden en esta marabunta, pero se habla de ello con la horrísona palabra «clarificar». La lavadora, antes de centrifugar, tiene el programa de «aclarar» y, por eso, no se le cae el tambor. Y, dentro de las acepciones espurias de algunos vocablos, nos encontramos con el uso político de «confrontar» con valor de «enfrentamiento», en lugar de su uso etimológico «cotejar» ideas y opiniones hasta llegar a una conclusión mejor. En fin, que lo de IU en Andalucía ha sido una simple irregularidad que tal vez esconda una auténtica «ilegalidad».