Alfonso Ussía

Peor que basura

Irene Villa y su madre paseaban. Una explosión, humareda, gritos y angustia. Madre e hija yacían sobre la acera terriblemente mutiladas, entre cadáveres destrozados. Decenas de operaciones. Sufrimientos. Superación. Hoy Irene está casada, escribe y es madre. Pero no se ha acostumbrado al dolor de las prótesis y a verse cada noche partida por la mitad. Esto escribe de ella el concejal de Cultura de Madrid apoyado por el PSOE: «Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcaser para que no vaya Irene Villa por repuestos». Peor que la basura.

Hitler, Himmler, Goebbels , Stalin y Beria. Millones de judíos sacrificados en los campos de concentración nazis y soviéticos. El genocidio más brutal de la Historia de la humanidad. Hoy, los judíos, rodeados de enemigos, mantienen en el Medio Oriente la única nación democrática y europea de la zona. De ahí viene el odio. Y ahora el chiste del nuevo concejal de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, apoyado por el PSOE: «¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero». Peor que la basura.

Hay otro concejal ejemplar. Se llama Pablo Soto. Ha sido designado por la nueva Alcaldesa de Madrid, que vistió toga de juez. Juez y parte. El concejal Soto redactaba esta propuesta en su cuenta de Twitter hace más de un año: «Yo no puedo aseguraros que por torturar y matar a Gallardón se vaya a cambiar toda esta historia, pero por probar no perdemos nada». Peor que la basura.

El mismo Pablo Soto, concejal del Ayuntamiento de Madrid apoyado por Sánchez, Simancas y el pobre Carmona, formulaba desde su misma cuenta una pregunta inocente. «¿Matar a un ministro, cuántos años de cárcel son?». La pregunta se la puede aclarar su jefa, la alcaldesa Carmena, que ha sido juez. Pero más o menos, matar a un ministro es tan grave y salvaje como asesinar a un cajero de supermercado, a un trabajador de la banca, a un viandante indefenso o a un concejal. Peor que la basura.

Esto es lo que tenemos. Dos presumibles delincuentes violentos en el Gobierno Municipal de Madrid, designados por una mujer que ha sido juez y apoyados y votados por Pedro Sánchez, Rafael Simancas y el pobre Carmona, que no se había enterado de nada. No sirve pedir perdón con la boca pequeña veinte meses después de las fechorías escritas. Estos dos individuos que gobiernan en Madrid sin haber ganado las elecciones y ayudados por el partido que ha cosechado el peor resultado de su historia, –el PSOE– no están capacitados moral ni ética ni humanamente para ocupar un escaño y una concejalía. Pedro Sánchez es un consumado mentiroso, y lo que es peor, un iluminado que ha devuelto al PSOE a los escenarios del resentimiento. Sería conveniente que alguien le entregara al gran manipulador de los votos las opiniones y preguntas de sus apoyados.

Por otra parte, si los mensajes de los dos concejales violentos – o al menos, partidarios y divertidos con la violencia, el crimen masivo o las piernas voladas de Irene Villa–, son constitutivos de delito, a tiempo están los señalados –Gallardón–, ridiculizados –Irene Villa–, y los vituperados –la Comunidad Judía en España– de llevar a estos individuos ante los tribunales de Justicia, ahora que todavía no han asaltado del todo los Juzgados de Instrucción. E incluso, me permito recomendar a la Fiscalía que analice con atención el contenido de esos mensajes, y actúe en nombre de la sociedad contra esa pareja de potenciales energúmenos. Uno de ellos, concejal de Cultura, para mayor humillación de los madrileños.

Peor, mucho peor que la basura.