Fernando Vilches

Personas inteligentes

La Razón
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Es un sano ejercicio rodearse de personas inteligentes. Y, si son buena gente, la experiencia es «casi religiosa» y yo se la recomiendo vivamente a nuestros líderes políticos. Eso me ha pasado a mí recientemente: tuve el honor de dirigir unas palabras a un grupo de anestesistas en el hospital de La Paz. Invitado por mi amigo el doctor Rafael Uña y acompañado por mi hermano el doctor Ignacio Pinazo (dos excelentes profesionales y personas dignas de encomio) acudí a los «Talleres Simumed 2016» organizados por los doctores Pedro Garrido y Óscar Valencia (otros dos magníficos descubrimientos por mi parte) quienes, en tres bloques: 1. Centro de Simulación Clínica Hemodinámica y Soporte Respiratorio: Ecografía y Terapia Guiada por Objetivos; 2. Centro de Simulación Experimental: Rcp Básica/Avanzada y Talleres de Habilidades Técnicas y 3. Área Quirúrgica: Casos Clínicos en Simuladores de Alta Fidelidad y Multimedia, reunieron a un grupo de médicos para mejorar en su quehacer diario, sacrificando parte de su tiempo libre para ofrecer el mejor servicio sanitario. Para un profano en medicina como el que esto escribe, fue mucho atrevimiento hablarles de cuestiones del lenguaje («El poder de la palabra»), intervención que agradecieron con alagarabía inmerecida: digo esto sin falsa modestia, porque los organizadores tuvieron la idea de colocar la charla a las 8.15 de la mañana del sábado, último día de los talleres y acudieron la mayoría para no dejarme solo y, al terminar, incluso me aplaudieron. No puedo nombrarlos a todos por falta de espacio, pero, como he escrito en otras ocasiones de profesionales de Metro de Madrid o de Agroseguro, me tranquiliza descubrir en nuestra España que sus profesionales tienen un nivel altísimo de capacitación, que ya me gustaría ver en la clase política: ¡con lo bien que estamos sin Gobierno! Gracias, pues, a estos excelentes médicos y mejores seres humanos.