Política

Fernando Rayón

Podemos, de Andalucía a Navarra

La Razón
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El partido liderado por Pablo Iglesias ya tiene clara su propuesta para Navarra: un referéndum en el que los navarros y navarras decidan si se incorporan o no a Euskadi. Según ese borrador, «en las últimas décadas, la actividad armada de ETA y las políticas excluyentes de los sucesivos gobiernos forales han enconado el debate» sobre «las relaciones de Navarra con el resto de los territorios cuyas poblaciones reivindican de manera más o menos mayoritaria su pertenencia a Euskal Herria».

Dejando al margen la equiparación de ETA con los gobiernos democráticamente elegidos en Navarra, que ya es mucho dejar, quería detenerme no tanto en el proyecto de Podemos para Navarra como en lo que ya conocemos de este nuevo partido y lo que ellos entienden por representación popular. Porque el caso es que, tras las elecciones andaluzas, hemos visto cómo la secretaria general de Podemos, elegida con el 85% de los votos, y que tuvo un magnífico resultado electoral: 15 diputados, era dejada de lado –y también a sus estrategias– a la hora de negociar apoyos para la investidura de Susana Díaz como nueva presidenta andaluza. Las líneas rojas de Teresa Rodríguez se convirtieron en simples propuestas en Madrid. Estaba claro lo que subyacía: el intento, por primera vez tras las europeas, de pillar cacho, o pisar moqueta, o como ustedes quieran llamarlo: gobernar con la candidata socialista que carece de mayoría, o negociar su apoyo para la investidura. No hay cosa que más desee Susana Díaz que ser elegida en primera vuelta y con los apoyos necesarios.

Pero, ¿cómo puede venderse a las bases de Podemos ese pacto con el partido más corrupto de toda España en contra de su voluntad? Pues, obviamente, sin consultarlas.

En Andalucía de nada valió el éxito de Teresa Rodríguez, que consiguió ganar en su provincia natal, Cádiz. Tampoco el resultado en la Comunidad. Quieren decidir, cogobernar, mandar. No hay otra estrategia; y ése es el planteamiento que veremos, una a una, en el resto de las comunidades autónomas donde puedan ser decisivas. La diferencia es que en Andalucía lo han dicho después de las elecciones, pero en Navarra ya lo han adelantado. ¿Razón? Pura estrategia: por primera vez los partidos que defienden la integración en el País Vasco podrían obtener mayoría y claro: se han puesto al frente de la manifestación. Y mientras, Monedero «un ateo esperanzado» en un encuentro espiritual.