Fernando Vilches

Preocupación por el lenguaje

«El tirador de la escuela de Secundaria de Nevada muere tras quitarse la vida». Este curioso titular de la web de Europa Press me sirve de inicio para advertir, nuevamente, del descuido que se hace en todos los medios de comunicación (tanto escritos, como digitales) de la lengua española. Ya lo escribí hace tiempo con el título «El menosprecio de la lengua» (en la excelente editorial Dykinson) y colijo, por lo que sigo leyendo, que no hemos mejorado nada. Pero si pensamos que para unos futuros profesionales de la comunicación el currículo de sus grados sólo tiene un cuatrimestre dedicado al estudio de la lengua española en la comunicación, no podemos luego echarnos las manos a la cabeza cuando leemos lindezas como la que encabeza este artículo. En contraste, un grupo de anestesistas españoles, encabezados por mi admirado amigo y excelente persona Rafael Uña, jefe de Sección de Anestesia y Reanimación del Hospital La Paz, y acompañado por los doctores Antonio Planas, jefe de Servicio de Anestesia del Hospital de la Princesa, y Santiago García del Valle, jefe de Servicio de Anestesia de la Fundación Alcorcón, organizaron un encuentro profesional en el castillo de Las Navas del Marqués, en el que, dentro de una apretada agenda de conferencias profesionales para estudiar avances en la anestesiología y mejorar su competencia profesional, me pidieron que les hablara de cuestiones de la lengua porque, además de buscar la excelencia en su ámbito profesional, querían mejorar su acervo lingüístico a la hora de hablar con los pacientes (para explicarles en preanestesia lo que les va a ocurrir) y a la hora de redactar sus informes. Yo me atreví, además, a hablarles de que las palabras también curan, cuando me demostraron, los cerca de sesenta anestesistas que acudieron a esas jornadas, que soy yo quien tengo mucho que aprender de los médicos españoles, que sí tienen una formación humanística y técnica extraordinarias. Al menos, por ese lado, podemos estar tranquilos.