Alfonso Merlos
Regeneración ¡marchando!
Sí. La justicia establece que la contratación de asesores por parte del legendario alcalde de Jerez era algo más que un cachondeo. Sí. Es normal que se instale en los españoles la idea de que apellidarse Pacheco no es lo mismo que apellidarse Pujol y que, en consecuencia, no sólo hay ciudadanos de primera y segunda cuando se trata de someterse a los tribunales, sino políticos de distinto caché que son tratados de forma sensiblemente diferente: ya se sabe, las dobles varas de medir o, peor, las varas flexibles.
Pero no nos engañemos. Don Pedro no es ninguna víctima. Al contrario. El Supremo deja acreditado negro sobre blanco que las decisiones de un regidor municipal X pueden constituir delitos como un piano. Es así.
Porque el enchufismo, en efecto, debe ser una práctica que cuente con algo más que la crítica generalizada del pueblo, que el linchamiento sui generis de opinadores en radios o teles o periódicos. La única forma de erradicarlo es llevando la aplicación de la Ley hasta sus últimas consecuencias. Y no. No seamos tan simples como para ver una pena desproporcionada habida cuenta de los rampantes niveles de corrupción reinantes en España. ¿Acaso la prevaricación administrativa, por algún motivo la falsificación de documento oficial, y la malversación de caudales merecen un simple tirón de orejas de los jueces? Obviamente no, si lo que queremos es lo que merecemos: una regeneración de la vida pública para la que no hay un segundo que perder.
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