José Clemente

Rubalcaba se atrinchera

Hace aproximadamente año y medio que el PSOE circula con la rueda de repuesto pinchada, y en lugar de salirse de la autovía para arreglarla en el primer taller que encuentre a su paso, cosa que le llevaría bien poco tiempo, prefiere seguir la marcha para acabar cuanto antes la larga travesía del desierto en el que se encuentra. Esa parece ser la opinión unánime de los socialistas adoptada este fin de semana en el Consejo Territorial al que acudieron la mayoría de ellos, excepción hecha del secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, que pidió la sustitución de Rubalcaba al erigirse en representante de la mitad del partido que perdió el congreso de Sevilla. Y ese fue su gran error, hábilmente aprovechado por el actual líder del PSOE, que le dejó «in puribus» ante el resto de dirigentes territoriales que dieron por bueno aplazar unas posibles primarias hasta después de las elecciones europeas previstas para junio de 2014, es decir, un año y medio en el que no se producirán nuevas contiendas electorales y que permitirá que se calmen las turbulentas aguas internas del PSOE. Tomás Gómez no valoró suficientemente bien la capacidad de maniobra de Rubalcaba ante esa reunión, pues eran públicos y notorios los encuentros mantenidos entre el líder socialista y determinados barones hasta pocas horas antes de que comenzara la reunión del Consejo Territorial, encuentros donde Rubalcaba difuminó cualquier intento de rebelión interna que le obligara a la convocatoria de un congreso extraordinario donde su errática gestión le pasara factura.

Así las cosas, nada nuevo ni bueno podemos esperar de este PSOE encastillado en el más de lo mismo. Lejos queda ya aquél clamor generalizado que reclamaba un cambio copernicano en la política socialista si quería sacudirse, de verdad, su responsabilidad con la etapa económica más negra de la historia reciente de España, con los casi seis millones de parados que dejó el dueto Zapatero-Rubalcaba, con haber dado pie a la actual movida independentista de Cataluña, con haber aprobado una ley de dependencia sin fondos para activarla y que ahora asfixia a las comunidades autónomas, incluidas las socialistas. Nada nuevo, excepto la calle, las movilizaciones, la paralización y la quiebra del país. Por eso IU abre su red para recoger ese voto descontento con el socialismo español, incluida su propia militancia, porque esa deriva a ninguna parte no sólo la ven Carme Chacón, Francisco Caamaño, Tomás Gómez, Juan Alberto Belloch, José Antonio Griñán y numerosos colectivos de las bases del PSOE, sino también Cayo Lara, Rosa Díez, y cuantas agrupaciones de ciudadanos se forman a lo largo y ancho de nuestra geografía a medida que se acercan las elecciones sean del tipo que sean. Y Rubalcaba no se atrinchera por capricho. Si lo hace es porque quiere llegar vivo y coleando a las primarias, con un proyecto de modelo de Estado federalista bien argumentado y no a remolque de las tesis independentistas, con varias reformas bien estudiadas que sean creíbles y que puedan decantar el voto a su favor. Porque el resto ya sabemos de qué va, y porque ese resto, además, no gusta a nadie, ni siquiera, a la mitad de los socialistas. Pero queda un año y medio hasta entonces, es decir, mucha travesía, y con la rueda de repuesto pinchada. Por tanto, mucho camino y mucho rezo para poder llegar al menos.