Fernando de Haro

Sambenito

Al menos 10 años. Es el tiempo que durará el macroproceso de Bankia según todas las estimaciones. El cálculo no es muy difícil de hacer si se repasan los grandes casos que se sustancian en la Audiencia Nacional y que, con el tiempo, han ido olvidándose. Así que cuando llegue la sentencia, en 2022, rememorar cómo era nuestro sistema financiero y cómo funcionaban las cajas de ahorro será un ejercicio de arqueología económica. En este periódico y en los demás habrá que utilizar largos pies de foto para explicar quién era el condenado, si es que lo hay, y quiénes son los absueltos.

El otro proceso, el mediático, sin embargo, es fulgurante. Toda la teoría jurídica dice que el imputado está en una situación en la que se mantiene la presunción de inocencia y en la que es más fácil la defensa. Todo eso es cierto en el plano procesal. Pero en realidad estamos ante un moderno y mediático sambenito como el que imponía la Inquisición, un escapulario con forma de sayón que llegaba hasta la cintura y que se ilustraba con las llamas del infierno. La sentencia mediática suele estar dictada el primer día en el que se acude a declarar y se hace el paseíllo ante los muros claros de la Audiencia Nacional. Las imágenes se repetirán hasta la saciedad en las televisiones. Y si el protagonista entra en coche su silueta se intuirá en unos planos lejanos bajo el arco de seguridad.

Estos días en los que Italia vuelve a estar de moda no hay más que mirar los desmanes cometidos por la Justicia en ese país, donde ha destruido partidos e instituciones sin llegar a dictar sentencia para comprender que el sambenito socava los fundamentos de la democracia.