Alfonso Ussía

«Sant Sebastiá dels Reis»

Por ahí arriba, en Cataluña, nordeste de España, existe una agrupación o plataforma, o como se diga, lingüísticamente fascista, que ha designado candidato al Director de La Razón, Francisco Marhuenda, al título de «Enemigo del Idioma Catalán» en su edición del año 2014. Malintencionados e ignorantes. El presidente de nuestro periódico, Mauricio Casals, es catalán y catalanoparlante. El Subdirector General, Joaquín Parera, es catalán y catalanoparlante, y el Director, Francisco Marhuenda, catalán y catalanoparlante. En sus reuniones diarias, cuando los reunidos son ellos, hablan en catalán, muy buen catalán, y sólo cuando aparece un ignorante del idioma de Cataluña, como este humilde servidor de algunos de ustedes, hablan en español, como todos los catalanes bien educados. Por allí arriba se están volviendo locos los fanáticos de la aldea, y lo malo es que la esquizofrenia paleta se ha convertido en una epidemia.

Epidemia que hasta Madrid ha llegado. Después de intervenir en el programa de Carlos Herrera en «Onda Cero», cuya sede se ubica en San Sebastián de los Reyes, para alcanzar la autovía que une tan querida localidad con Madrid –prácticamente, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes son ya barrios norteños de la Capital del Reino–, me he visto obligado por las señales de tráfico a tomar la «Avenida de Catalunya». Me parece estupendo y hasta recomendable que en las localidades madrileñas proliferen avenidas plazas y calles en homenaje a Cataluña, pero lo de «Avenida de Catalunya» se me antoja, además de una majadería y una cursilería de órdago, de un analfabetismo «autonómicamente correcto» que supera la ridiculez. O Avenida de Cataluña –que en San Sebastián de los Reyes sería lo aconsejable–, o «Avinguda de Catalunya», que es lo propio de «Sant Sebastiá dels Reis». La calle de Serrano no es la «Rue de Serrano», ni la Plaza de Neptuno, «La Place de Neptune»; ni la plaza de Cibeles, «Cibeles Square». Creo que los madrileños no entenderían que la calle de Alcalá se rotulara en sus chaflanes y esquinas como «Carrer Alcalá». Le dedicarían al Alcalde de Madrid toda suerte de peinetas, butifarras y cortes de mangas, merecidas todas ellas, tan merecidas como las que yo le envío desde mi desordenada mesa de trabajo al Alcalde de San Sebastián de los Reyes o de «Sant Sebastiá dels Reis», que ya no se sabe si es lo primero o lo segundo.

Estas tonterías, a las que son muy aficionados los políticos de izquierdas, también gustan a los conservadores. Así que un día, emocionado por el sonido de las gaitas y la turgencia de la carne de pulpo, a Fraga Iribarne se le ocurrió denominar a La Coruña, «A Coruña». Se opuso el que era Alcalde de la bella ciudad gallega, el entonces socialista Francisco Vázquez, pero Fraga era mucho Fraga, y además, había pactado la estúpida cursilería con el dirigente nacionalista Beirás. Y el Gobierno de Aznar aprobó la propuesta con carácter nacional. Con lo sencillo que hubiera sido mantener «La Coruña» cuando se habla y escribe en español, y «A Coruña» cuando se habla y escribe en gallego.

San Sebastián de los Reyes o «Sant Sebastiá dels Reis» se alza a diecisiete kilómetros de Madrid por la autovía del norte. Está unida a Alcobendas. Resulta absurdo y costoso que no se haya creado una sola administración municipal con las dos grandes localidades, pero España es así, separatista de vecinos inmediatos. El Escorial y San Lorenzo del Escorial, cuyos naturales impiden la unión, es otro ejemplo de nuestra locura colectiva. Pero éste es otro problema.

El que hoy me ocupa es el de la majadería del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes y su «Avenida de Catalunya». Se rotula en español o en catalán, pero ese quiero y no puedo, además de una imbecilidad, es una gamberrada semántica.