Iñaki Zaragüeta

Sectarismo y rencor

Sectarismo y rencor
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Arío revuelto, ya se sabe, ganancia de pescadores. Es lo que ha debido pensar el ex-juez Baltasar Garzón, que reapareció el viernes en la vida pública española con un descaro fuera de lo común. Como si no hubiera sucedido nada, como si no hubiera sido expulsado de la carrera judicial por el peor delito que un magistrado puede cometer, protagonizó una entrevista intentando decidir quién es inocente o culpable, quién merece el cielo y el infierno y erigiéndose en el justiciero social y político. De psiquíatra.

El asunto es que, a pesar de su condena, ha gozado de la inmunidad de la izquierda sectaria, la que voltearía el resultado electoral mediante la toma de la calle, la que añora una democracia siempre que las urnas les den la victoria las urnas, a ellos por supuesto.

Destiña tanto odio y exhibe tal afán de venganza, que no resistió la tentación de reconocer «si yo hubiera tenido los papeles de Bárcenas ... Le faltó añadir:hubiera hecho cualquier cosa. Lo ha demostrado fehacientemente. ¿Pensará entrar en política? «Peores cosas veredes, amigo Sancho». Así es la vida.