Reyes Monforte

Sin consuelo para una madre

Sin consuelo para una madre
Sin consuelo para una madrelarazon

No hay consuelo posible para Ruth. No hay veredicto judicial que calme su muerte en vida, su asfixiante sensación de estar por estar en este mundo. Ruth se ha convertido en un pequeño grano de arena en mitad de un devastador tsunami de venganza provocado por su marido que ni ayer, ni hoy ni mañana logrará entender. Tendrá que vivir con ello, y lo que es peor, sin sus hijos. No hay palabras que nos permitan acercarnos mínimamente al infierno en el que esta mujer vive desde hace 19 meses, ni el vacío del que se ha quedado prendida su alma. Ayer escuchó la única palabra que quizá le conceda algo de consuelo, de descanso: CULPABLE. La justicia ha dicho que su marido mató a sus niños por venganza hacia ella. Por si el dolor fuera poco, la razón de lo irracional cae sobre ella como una losa. No será fácil vivir con ello. Para Ruth difícilmente habrá consuelo porque no volverá a ver jamás a sus pequeños. Se hubiera cambiado por ellos, pero el verdugo de sus hijos ni siquiera le dio la oportunidad de protagonizar ese gesto de amor. La venganza sería mayor cuanto mayor fuera el sufrimiento que le infringiera a su mujer y Bretón sabía que no hay mayor dolor para una madre que sus pequeños. Hay otra condena en este juicio: Ruth deberá seguir respirando en mitad del duelo. Pero también hay otra venganza, la mejor y la tiene en sus manos. Decía Marco Aurelio que el verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele. Ruth lo tiene fácil para su vendetta. Quizá sea lo único fácil que tiene a partir de ahora.