Alfonso Merlos
Sindi-atracadores
Estremecedor. Chusco. Disparatado. Para echarse directamente a reír si no fuese porque detrás hay unos hijos y unos nietos que tienen que ayudar a este país a que salga adelante. ¡Y a Andalucía! O soportar lo que les caiga encima, que es pesadísimo. Lo de una parte del sindicalismo y el comunismo andaluz en comandita con los socialistas que han mangoneado durante décadas en la Junta de Andalucía es de aurora boreal.
Ahí están los elementos propios de un sainete improvisado, o de una tragedia cargada de horror. El helicóptero, el georradar, el zulo, el colchón y el armario abarrotado de billetes de 500 euros. ¿Se puede llevar más lejos la golfada, el dislate, el atraco, la burla al conjunto de los ciudadanos? Es posible, pero debe de ser dificilísimo.
Estamos hablando de algo muy simple. Y casi pornográfico por la obscenidad y el descaro en sus detalles. Aquellos que bajo las siglas de UGT habían levantado la bandera de la defensa de los obreros se lo han llevado calentito. Presuntamente. Y le han pegado un repaso completo al Código Penal: malversación de caudales públicos, prevaricación, falsedad documental, asociación ilícita, cohecho... ¿qué se puede esperar de los chorizos que tramitaban un expediente de regulación de empleo en un post-it?
Digámoslo sin rodeos. Asistimos a la presentación de una galería de malhechores de baja estofa que ni tienen vergüenza ni la han conocido. Y lo que es peor, a unos capitostes de este irregular, oscuro y partidista chiringuito de los ERE que se van a ir de rositas. Chaves no puede estar desaparecido en combate. ¡Es escandaloso! Griñán no puede ponerse de perfil. ¡Es insultante! Y las élites sindicales deben bajarse del trinque y denunciar lo que es en toda regla un atraco a mano armada. ¡¿O es que, señoras y señores, estamos ante una cosa distinta?!
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