Cástor Díaz Barrado

Todos juntos

La sociedad española viene reclamando acuerdos en el ámbito político que restablezcan el Estado del Bienestar y la convivencia en todas sus dimensiones, algo de lo que los españoles venimos disfrutando desde hace años. No debemos perder los logros conseguidos ni retroceder, en modo alguno, en las conquistas políticas y sociales que caracterizan a España desde los tiempos de la transición a la democracia. Esto es innegociable y los españoles somos muy conscientes de ello. Los acuerdos en política exterior son, ahora, más necesarios que nunca y sobre todo, los que afectan a las cuestiones económicas y a la imagen de España en la escena internacional que, a la postre, se traduce en nuestro protagonismos en la escena internacional. Las posiciones favorables de los principales partidos políticos de fijar elementos comunes de acuerdo en las negociaciones de España ante la UE no deben ser un mero espejismo sino el síntoma de que algo está cambiando en el pensamiento de nuestros dirigentes. Llevar una posición sólida ante las instituciones comunitarias y ante los estados miembros nos otorga credibilidad y, asimismo, capacidad en la negociación. No es posible superar la situación actual que vive España sin acuerdos o, mejor dicho, sin muchos y buenos acuerdos y, de gran calado. Las diferencias deberían ser una excepción en la acción exterior del Estado español, y no sólo por la imagen que se ofrezca de nuestro país sino, fundamentalmente, porque las posiciones consensuadas y acordadas conducen, por lo general, al éxito y a la consecución de los fines que se proponen los estados. En las relaciones internacionales, cada país mira por sus propios intereses e, infortunadamente, no abunda la solidaridad. Pero la defensa de las posiciones de país debe hacerse, necesariamente, sobre la base del conocimiento de cuáles son las prioritarias. España precisa de una acción exterior acordada y sólida que se centre en la defensa de los aspectos económicos en Europa, poniendo el énfasis en la lucha contra el desempleo y, en particular, de los más jóvenes, y que abogue, sin duda, por el crecimiento económico que genera estabilidad. Pero, también, debemos actuar en el segundo eje de nuestra política exterior, el espacio iberoamericano, y no dejar pasar, de nuevo, la oportunidad de estrechar y profundizar las relaciones con los países de esta zona. Un gobierno, en estos tiempos, fracasaría si no busca acuerdos en política exterior, si no los acepta y si no los ofrece. Los demás deben estar atentos a la voluntad del Gobierno de sacar a España adelante. La sociedad española no avanzaría si no vamos todos juntos y fijamos líneas claras de nuestra política exterior.