Cristina López Schlichting
TV3 en Valencia
TV3 tiene previsto emitir en Valencia a partir de la primavera. La noticia sería normal –y retomaría una práctica del pasado entre comunidades con lenguas comunes– si no estuviese detrás la formidable maquinaria de agit prop que ha partido en dos Cataluña y que educa a las masas en el nacionalismo. La raíz del asunto se retrotrae a mayo de 2016, al acuerdo firmado por el egregio Carles Puigdemont y Ximo Puig.
El Gobierno valenciano se comprometió entonces a refundar la radiotelevisión local –el Canal Nou cerrado por bancarrota por el PP, que ahora se llama «A Punt»– y a emitir también en Cataluña, al tiempo que TV3 lo haría en Valencia. «A Punt» ha nacido ya, de modo que es cosa de meses que se lleve a cabo el proceso para que dos administraciones que plantean un único modelo educativo, escolar, lingüístico e ideológico. Cuando Valencia se parta, será muy difícil hacer frente a un separatismo expandido a dos comunidades, sin mencionar que en Baleares el «procés» va a todo trapo. Para apreciar la perversidad del plan en todo su esplendor, baste saber que la flamante directora general de la nueva radiotelevisión «A Punt», Empar Marco, fue corresponsal de TV3 en Valencia. También fue delegada en Valencia del diario nacionalista «Avui» y corresponsal de Catalunya Radio, «La Vanguardia» y Vilaweb. Empar Marco es filóloga y empezó su carrera profesional como asesora lingüística y traductora en la Diputación de Valencia y la Generalidad Valenciana. En 1989 fue coautora del libro de estilo de Canal Nou y finalmente saltó al periodismo. En su trayectoria se repite la de muchos jefes del «procés» que, con una fuerte apuesta catalanizadora, van identificándose paulatinamente con la vía nacionalista y responden a la idea de que la homogeneización lingüística es el camino para la separación de España. ¿De veras se va a permitir todo esto en Valencia también? ¿La democracia no se puede defender de los nacionalismos populistas?
No es sólo grave que, una y otra vez, los gobiernos locales usen los medios de comunicación a su favor, es que ahora hacen planes expansionistas utilizándolos ideológicamente.
Ignoro la regulación de los medios públicos dependientes de las autonomías, pero no hay razón para que TV3 emita en Valencia y no lo haga en Madrid. ¿Acaso no hay en Madrid una vigorosa diáspora catalana, por cierto, cada vez mayor? ¿No tienen esos catalanes tanto derecho a escuchar su lengua como los valencianos?
Es hermoso que las comunidades autónomas compartan lengua y televisiones, pero no si se convierte el medio en un instrumento de odio.
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