Alfonso Ussía

Una buena edad

El próximo 4 de noviembre esta casa celebra sus primeros quince años de vida. Buena edad. Yo he vivido diez años en ella, y me siento feliz y orgulloso. Nos ladran mucho pero no pueden mordernos. Quizá les molesta saber, porque lo saben, que LA RAZÓN es el único periódico que ha renunciado a aumentar su expansión, su difusión y a reducir drásticamente sus promociones a cambio de mantener intacta a su plantilla de profesionales. En los peores momentos, ni un ERE.

El 95% de las personas que estaban aquí el día que yo llegué, aquí siguen. Y veo caras nuevas y expresiones ilusionadas en la Redacción. Por lo bastante que enfadamos hemos sabido que somos un periódico de referencia. Los colaboradores de Opinión tenemos plena libertad de discrepancia con la línea editorial del periódico. Es cierto que en ocasiones confiamos en exceso en las virtudes del Partido Popular, pero tampoco es mentira que hacerlo en los méritos del PSOE o de Izquierda Unida sería una monumental estupidez. Somos un periódico que defiende la unidad de España, la Constitución, respeta a la Corona y a las Fuerzas Armadas, se inclina siempre a favor de las Fuerzas de Seguridad del Estado y nunca de los delincuentes, y también, claro está, somos conscientes de algunas incoherencias peligrosas. No pertenecemos a ningún grupo. LA RAZÓN tiene un accionista de referencia, el Grupo Planeta, pero vive y camina en soledad. En lo que a mí se refiere, me turba y desorienta que nuestro accionista mayoritario lo sea también de laSexta, tan lejana a nuestros valores y principios. Es el punto flaco de los dardos envenenados, por cuanto muchos malintencionados establecen una fraternidad entre nosotros y esa cadena de televisión, cuya libertad e independencia también hay que respetar. Somos el periódico más enamorado de España, y nuestro accionista de referencia, nuestro Presidente y nuestros altos directivos, son en su mayoría, catalanes. Un grupo de catalanes que no conciben el divorcio de Cataluña con el resto de España, como millones de sus paisanos. Pero estos dan la cara, el nombre y los apellidos. No creo que exista en España un periódico con una sección de Cultura más amplia, libre e independiente que la que ofrece diariamente LA RAZÓN. Nuestra nómina de columnistas es formidable. Y la Redacción, clave en todos los medios escritos, es la responsable del milagro diario de este periódico que de nada presume, tantos leen, a tantos satisface, a tantos irrita, a tantos emociona y a tantos les amarga el día. Somos libres, aunque alguno no lo crea, y gracias a esa libertad hemos llegado hasta el décimo quinto aniversario. Sin un ERE ni asperezas empresariales, porque lo más importante para esta casa es que los que en ella y de ella trabajan y viven se sientan cómodos y seguros.

Me considero ya, con diez años a punto de cumplir en esta casa, un veterano de LA RAZÓN, aunque muchos me superen por formar parte de ella desde el primer día, que tiene sobrado mérito. Creemos en la democracia, en la libertad y en el respeto por las ideas de todos, y precisamente por ello somos liberales y conservadores. No somos confesionales, pero sí nos consideramos integrados en el humanismo cristiano y en las enseñanzas de la Iglesia que han supuesto la auténtica revolución social del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Hacemos un periódico ilusionado y esperanzado con el futuro de una España unida y en paz. Y nos leen nuestros más enconados adversarios para mantenerse informados de las realidades que odian. No daban ni un euro por nuestra supervivencia y aquí estamos. Me considero muy afortunado en todos los sentidos y dueño de mi verdad siempre respetada.