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Una guerra global

La Razón
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Estamos ante una guerra global y el primer error es no entenderlo. La feliz Europa, la zona más rica y próspera del mundo, no está dispuesta a ningún sacrificio para hacer frente a la amenaza del islamismo radical. El Estado Islámico sigue con su ofensiva y nos horroriza que pueda destruir las viejas ruinas de la zona que es la cuna de nuestra civilización. Mientras tanto miles de personas son asesinadas en nombre de Dios. Un horror. Hemos minimizado el riesgo durante mucho tiempo porque quedaba muy alejado de nuestras fronteras. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el enemigo era el comunismo, aunque entre los progres españoles y la derecha acomplejada sea muy «in» haber sido comunista. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acertó al convocar inmediatamente el Pacto de Estado contra el terrorismo yihadista y elevar el nivel de alerta de 3 a 4. La situación es muy grave y España no está al margen, como se vio el 11-M, de sufrir ataques del terrorismo islamista. No hay que olvidar que incluyen Andalucía dentro de los territorios del Califato. Al margen del despropósito histórico, nos consideran enemigos porque en su estrategia de terror saben que las democracias occidentales son muy cobardes ante la opinión pública. Un ejemplo de ello es el catastrófico presidente de los Estados Unidos, que debe ser el comandante en jefe más cobarde e inútil de su historia. La democracia y las libertades, desgraciadamente, no se pueden defender sólo con buenas palabras, sino que en ocasiones se necesita la fuerza de las armas. Lo estamos viendo en la ofensiva del yihadismo, pero soy pesimista, porque ningún gobierno quiere sufrir el desgaste de hacerles frente sobre el terreno. A los criminales les resulta muy fácil actuar porque pueden atacar en cualquier sitio y momento, como demostraron el viernes.