Real Madrid
Veni, vidi, vici
Esta célebre frase de Julio César podría aplicarse perfectamente a Zinedine Zidane, el entrenador del Real Madrid. No lleva todavía un año al frente del primer equipo del Real Madrid y ya ha conseguido cosas que otros, en las mismas circunstancias (o sea, con el mismo equipo) tardan años en conseguir. Porque, a mi juicio, lo primero y más grande que ha conseguido Zizou en este año es devolver el señorío al puesto de entrenador del equipo más grande de la historia, pese a quien le pese. Su educación exquisita, su respeto a todo y a todos, su palabra comedida y contenida, su humildad natural y no prefabricada nos han devuelto a los madridistas de corazón, a los legendarios vikingos, el señorío del que siempre hemos hecho gala y que, con anteriores entrenadores, faltos de educación y de inteligencia emocional, se había perdido. Y me alegro infinito con el triunfo de ayer domingo, primero, por este fenomenal entrenador y mejor persona. Segundo, por el presidente Florentino Pérez, un pedazo de señor –que, además, sabe hablar en público– por los ataques que suele sufrir por los de siempre, los envidiosos y los mediocres. Nuestro presidente es una persona muy trabajadora, con una excelente vista para los negocios, que sabe llevar muy alta la insignia de este extraordinario club y al que le deseo muchos años en la presidencia del Madrid. También me alegro por la afición madridista que parece que le está cogiendo gusto a lo de sufrir, algo que era patrimonio de nuestros vecinos los indios. Pero me alegro, sobre todo y sobre todos, por mi amigo Julio González Ronco, el Director Gerente de la Fundación del Real Madrid porque su persona reúne todas las virtudes de un buen madridista: inteligente, señor, buena persona y mejor profesional. Felices Navidades blancas.
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