Julián Redondo
Viernes, minuto 13
Conforme a la teoría de Lineker, en ese deporte llamado fútbol que inventaron los ingleses y que
juegan once contra once, volvieron a ganar los alemanes. El marcador, raquítico; centro de Kroos, el pasador del Mundial, y gol de Hummels. Suficiente. Minuto 13 de un viernes 4 de julio, a las puertas de San Fermín, por aludir a España, nostalgia de cuando la cabeza de Puyol batió en Suráfrica al imbatible Neuer. Otro central acabó con los franceses, que no con su resistencia.
Jamás olvidará Benzema que en el minuto 93 y medio, Neuer, que esta vez sí pudo, alargó el
brazo y con mano salvadora dejó a su selección en semifinales, sin más sobresaltos, sin derecho
de réplica a la aplicada escuadra de Didier Deschamps, que por un segundo vislumbró la prórroga y hasta los penaltis. Olvidadas las pesadillas de Raymond Domenech, Francia ha despertado al fútbol en Brasil. Plantó cara a los alemanes, implacables, aunque no tan rotundos como podía
esperarse de un equipo consolidado y predestinado, tal vez, a ser el primer europeo que salga de América bajo palio.
De este encuentro queda también la imagen de Matuidi, que hace días entró en el vestuario de Nigeria, preguntó por Onazi, al que había roto la tibia y el peroné, y pidió perdón. Disculpas aceptadas. Meses de rehabilitación y a ver qué tal. Ni siquiera un mordisco en el tobillo hubiese causado un destrozo mayor. Surge, pues, la vara de medir, la de Matuidi y la de Luis Suárez, a quien impuso la FIFA un castigo ejemplar que, dada su escasa fiabilidad, lo probable es que se quede en los nueve partidos de sanción y los 82.250 euros de multa; los cuatro meses de inhabilitación, revisables para acabar en agua de cerrajas.
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