Julián García Candau
... Y ganan los alemanes
«El fútbol se juega once contra once y ganan los alemanes», dijo Gary Lineker y su frase parece verdad absoluta. Los jugadores del Borussia tardaron cinco minutos en hacernos creer que había aparecido la «panzerdivisionen». Salieron en tromba y obligaron a Diego a salvar la primera gran ocasión de gol. Fue presagio. Tres minutos después, un ataque por la izquierda permitió a Lewandowski marcar. Diego, salvador en primera instancia, no estuvo igual de acertado. Tampoco Pepe. El Madrid acorralado se salvó en la trinchera. El primer alto el fuego lo aprovechó para comenzar su guerra de guerrillas, maniobras de distracción. El balón ya no fue propiedad alemana. Gundogan dejó de ser jefe de las operaciones de los aurinegros, Schmelzer ya no subió tan pródigamente y Reus era detenido por Ramos. No obstante, cada vez que la pelota llegaba al área de Diego había peligro. No cedió terreno el Borussia porque así lo decidiera, sino que el Madrid perdió menos balones y buscó la contra como los anfitriones.
Tal vez habrá discusión en la jugada en que Reus cayó en el área con un empujoncito. La consecuencia inmediata fue jugada sin peligro que el error de Hummels permitió a Higuaín llevarse el balón y cedérselo a Cristiano para empatar. Llegamos al descanso con la idea de que todo quedaba en manos de francotiradores. No fue así. Los alemanes, disciplinados, volvieron a atacar coordinadamente. Más solidarios, y Lewandowski marcó tres tantos más. El Borussia dio lección de juego de conjunto. El Madrid buscó el gol en juego individualista. Lo suyo.
Posdata. Llueve menos en el Camp Nou.
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