Martín Prieto

Y parió la burra / La ucronía de Pere

Y parió la burra / La ucronía de Pere
Y parió la burra / La ucronía de Perelarazon

A perro flaco todo son pulgas y como éramos pocos parió la burra. La ucronía de Pere Navarro denota que el PSOE y el PSC no se hablan, a no ser que haga de intermediaria Carmen Chacón, que cabalga sobre dos alforjas, según convenga al interés de su exitoso marido por hacerla primera mujer que gobierne España. Cunde en nuestra izquierda la tesis averiada de que importantes enmiendas constitucionales o cambios en la Jefatura del Estado, cuando no una Constitución de nueva planta, aliviarían y hasta solucionarían la crisis económica. La fe en la taumaturgia y el alejamiento del poder inducen al sueño de un periodo constituyente como panacea de nuestros males. Los socialistas, incluso los catalanes, mantienen durmiente su republicanismo y por razones tácticas son accidentalistas en cuanto a la forma del Estado. Al secretario del PSC debería darle una higa el Monarca pero se reviste de enredador cortesano quitando y poniendo reyes, precisamente ahora cuando nos estamos apretando los calzones. Don Juan Carlos cuenta con legitimidad de ejercicio (no sólo por el 23-F) y no existen motivos de salud para su abdicación, salvo la de su real gana, como el Papa. El ministro de Finanzas alemán va en silla de ruedas, se desplaza por el mundo y hace muy bien su trabajo. El Príncipe será Felipe VI, continuador numeral de Felipe V que tanto aborrecen los catalanistas, y por mucho incienso que le arrojemos y se merezca, habrá de labrase el trono como hizo su padre y no le conviene estrenar la institución sobre seis millones de parados, y subiendo. Donde se tiene que dar una secesión es en el PSC, recuperando el PSOE su voto catalán, única manera de que en Ferraz sigan considerándose un partido español. El PSC, con su tripartito, ya demolió los cimientos económicos de Cataluña poniéndole un escabel a Artur Mas y su independentismo bajo la legislación de Atapuerca. Ahora parece que quieren que toda España trastabille con una abdicación innecesaria y turbulenta para la que no hay ni protocolos. Para abdicaciones esperadas, las de Rubalcaba y Pere Navarro.