María José Navarro
Yo, Leonor
Mi madre se ha cortado el pelo y por lo visto se llama Bob. Yo hubiera dicho que es una melena cuadrada lisa. Bueno, en realidad yo hubiera dicho al verla «te ha chupado el pelo una vaca», pero ahora la cosa se llama Bob, amigas y además tampoco se trata de pasarme la vida en el rincón de pensar. El caso es que la otra noche apareció estrenando estilismo y con un vestido negro con los hombros al aire y ¿para qué queremos más?, paren máquinas, periodismo o muerte. He estado leyendo a escondidas las revistas de moda y dicen que a Altibajos «le aporta el peinado un aspecto mucho más fresco». «Resulta infalible para rostros ovalados». «Suaviza los rasgos». «Es un poderoso efecto antiedad». ¿Tan difícil era escribir «¡qué falta le hacía cortarse esas puntas!»? Por cierto, a ver si me las sanean a mí o dentro de poco podré parar una tormenta. La verdad es que más que cambiar de look lo que necesita ella es ponerse a panceta como el Tenazas. Para bajar un poco la euforia, hoy he entrado en el salón masticando con la boca abierta un cuerno de chocolate. «Madre, una cosa te voy a decir: la moda no la vas a crear tú, que ya hubo otra mujer en vanguardia y adelantada a su tiempo que te fusiló la idea y fue la Cospedal». He notado dos ojos clavados en mi nuca y una colleja flotante, así que he «reculao». «Bien es verdad que ella es más de darse volumen en las raíces y le queda más casco de moto que a ti». Las cosas que hay que hacer por la unidad familiar, ains.
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