María José Navarro

Yo, Leonor

Cuando yo sea reinita lo van a flipar Vds, ciudadanía. Ya le he dicho a mi padre que no me haga a mí la del abuelo, que no me obligue a esperar hasta que se me pase el arroz y pueda yo lucir melenón y cutis sin recurrir a las cremas para pieles adultas. Que lo suyo sea rapidito y que pasemos inmediatamente al lío mío, porque lío fijo que voy a montar. Aunque claro, pensándolo bien, hasta que sea reinita, no estaré aforada. Me lo he apuntao en la mano a boli por si me para un guardia. «Mi padre es aforado». Oiss, qué risa el otro día cuando el ministro de las cejas gordas dijo que la abuela, Altibajos y mi padre ya estaban en ese grupito de personas que no tienen que acudir a los mismos juzgados que Vds, ciudadanía. De la risa, a mi hermana So le salió despedido de la boca un trozaco de torrija de vino y pusimos perdido el palacete. Total, que estamos muy contentos todos. Bueno, todos no. Cuando yo dije en voz alta que ya podría haber espabilado el ministro de las cejas gordas para que la tita Cris no pasara por las que pasó aquello fue un dramón. Que si menuda bocas soy, que si vaya campanazo va a dar la Monarquía con esta maleducada, que si me vas a quitar la vida, que tú lo que quieres es irte a la cama caliente. Sueño con ese día en el que me rodeen seis agentes de movilidad y yo esté parada con el cochazo donde me de la gana. «Mi padre es aforado, jovenazos». Juas, juas. Me voy, que tengo póquer on-line.