María José Navarro

Yo, Leonor

Luego se quejarán Vds. Anda que no damos momentos gloriosos al país. Nosotros (saga salerosa) hemos creado (siempre atentos a los deseos del populacho) una sección infantil en la web de la familia favorita, que es la mía. A través de unos dibujillos muy majos y de una música atorrante se puede contemplar el álbum familiar donde, mecachis, no aparece el tito Iñaki. Y me parece de pena porque el tito podría haber mejorado mucho la visita virtual al palacio. Ahí justo, los pequeñuelos súbditos pueden dirigir el relevo de la Guardia Real o acceder a algunas instancias privadas con preguntas sobre historia casposa, así que a mí me hubiera parecido bien una puerta que diera directamente al Caso Nóos, con un test para saber qué nivel de conocimiento tiene la gente de las cuentas de los tiítos. ¿Cuánto puede llegar a costar una reforma? Todo por debajo del medio millón de euros, zas, un estacazo en una mano. O una descarga eléctrica gorda. No ha caído bien, para qué les voy a engañar. Eso sí, me usan. Me utilizan. Sale mi hermana y salgo yo espectacular porque las rubias servimos de cebo como bien saben los porteros de discoteca. Pero como nunca se puede ser feliz del todo en la vida nos han fastidiado el estreno. El catalán con la mandíbula de súper héroe dice que va a preguntar no se qué. Ya le he dicho a mí padre: «Se acabó el armario de civil». Tampoco ha caído bien, así que, sin saber de qué pino colgarme, he propuesto a mi madre de portavoz del estado soberano nuevo, que para eso lee muy requetebién. Guantánamo es más entretenido que mi futuro, ains.