María José Navarro
Yo, Leonor
No se me quejarán Vds. Anda que no iba mona la tita el día que tuvo que ir a Mallorca. Ahí es donde veo yo que se nos nota el pedigrí, en que vamos a todos los lados con la misma cara. A la tita la llama un juez y acude como si fuera a inaugurar un ambulatorio con una sonrisa de oxidarle los pendientes. «Una lástima que se haya dejado la memoria en casa», dije en alto durante el desayuno. Yo noté que Altibajos me clavaba los ojos en la zona de la nuca y adiviné que la Semana Blanca la voy a pasar en un internado inglés, pero tampoco me importa porque tengo planes para las horas muertas. Le he pegado un viaje a la hucha y me he comprado unos folletos. «Iniciación al merengue: cómo dar los pasos básicos y arrasar en las pistas». Es una pena, pero esta familia es que es muy poco detallista. Imaginen que algún día dejan volver al tito Iñaki y no hay nadie que le acompañe en su afición por la salsa. Yo no imaginaba que el tito era tan sandunguero y que la tita le daba a las sevillanas, pero he estado viendo el vídeo ese que le grabaron a ella y al juez con unas gafas de espía y me he quedao muerta en la bañera. Setecientos pavos dándole que te pego a los ritmos latinos. Propuse entonces apuntarles al «Mira quién baila» a ver si por lo menos sacamos algo de provecho a la inversión, pero no ha caído bien. Mejor dicho: ha caído fatal. Altibajos dice que voy a acabar como Justin Bieber. Me largo, que voy a disfrazar a mi hermana de imputada.
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