Al portador
El doctor Sánchez y míster Sánchez y las mentiras
El inquilino de la Moncloa no sólo es un profesional de la resistencia, sino también del comportamiento dual, no confundir con bipolar, que le permite actuar –mentir, perdón, cambiar de opinión–, contradecirse sin rubor para alcanzar sus objetivos y ser el doctor Sánchez y míster Sánchez
Robert Louis Stevenson (1850-1894) escribió «El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde» en solo tres días. En teoría rompió el manuscrito y volvió a escribirlo en el mismo tiempo. Publicada en 1886 es una de sus novelas más famosas, representada en el teatro múltiples veces y llevada al cine otras cuantas. El autor le hace decir a su conflictivo personaje que «de las dos naturalezas que luchaban en el campo de batalla de mi conciencia, aun cuando podría decir que yo era cualquiera de las dos, ello se debía únicamente a que era radicalmente ambas». Pedro Sánchez, doctor al fin y al cabo en Economía, se dejó entrevistar ayer por Carlos Alsina en Onda Cero. El presidente, que se preparó a fondo su actuación ante un entrevistador temido y respetado. Eligió su cara más amable y su tono más conciliador. Todo bien medido y con nervios de acero incluso ante la pregunta de «¿Por qué nos ha mentido tanto?». Sánchez, sin despeinarse, incluso con una sonrisa que hasta se percibía por las ondas, respondió impertérrito: «He tenido cambios de opinión». La Real Academia Española (RAE), en los últimos tiempos muy atenta al lenguaje popular, quizá tenga que incorporar esa definición a la palabra «mentira». El inquilino de la Moncloa persigue congraciarse con los electores más templados del PSOE, incómodos, cuando no irritados, con sus políticas más radicales. Sabía quien le podía escuchar y sin ruborizarse ofreció su versión más flexible, sin olvidar críticas a Feijóo y al PP, ayer tan tremendas como educadas. Ya tendrá otros lugares y momentos para satisfacer a los más radicales de su clientela. Ahora admite «discrepancias con Irene Montero», purgada por Yolanda Díaz, pero que asume el ostracismo porque la presencia de Podemos en las listas de Sumar supone mucho dinero para lo que quede de los morados. El presidente, en su mejor versión del «doctor Sánchez» –doctor Jekyll– apela a esos hombres de 40-50 años «incómodos con los discursos» de la ministra de Igualdad. «Tengo también amigos –apuntó con desparpajo– que se han sentido en algunas ocasiones incómodos con algunos discursos que se han planteado, más de confrontación que de integración». El inquilino de la Moncloa no sólo es un profesional de la resistencia, sino también del comportamiento dual, no confundir con bipolar, que le permite actuar –mentir, perdón, cambiar de opinión–, contradecirse sin rubor para alcanzar sus objetivos y ser el doctor Sánchez y míster Sánchez. Hasta ahora. «Mi memoria es magnífica para olvidar» escribió también Stevenson.
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