«De Bellum luce»

La ecuación PP-Junts

La izquierda no discute ninguna de las rectificaciones y mentiras de su líder

¿El PP considera conveniente mantener una línea de diálogo con Junts? Si es así, lo que tiene que hacer es contarlo, con transparencia, decir para qué y cuáles son sus límites. El diálogo en sí no es un pecado, lo que lo pervierte es la utilización que se hace de él, la ocultación y el resultado de ese diálogo.

El PP y Junts comparten posiciones en materia económica y social. En ese ámbito pueden entenderse, y construir una alternativa incluso útil para el tejido empresarial frente al dogmatismo de la vicepresidenta Yolanda Díaz y de los cinco de Podemos. Y si el PP considera legítimo diferenciar entre estas materias y las posiciones absolutamente incompatibles con la formación que sigue dirigiendo el ex presidente Carles Puigdemont –todavía hoy en situación de prófugo de la Justicia española– en relación a la política territorial, las relaciones bilaterales y la amnistía, lo que tiene que hacer es decirlo, explicarse, y con las cartas puestas encima de la mesa jugar un partido en el que decir la verdad puede ser su principal fortaleza frente a Pedro Sánchez. Lo que te mata es dejar que sea el otro el que construye un relato alternativo para su propio beneficio sobre la base de las verdades a medias.

La izquierda no discute ninguna de las rectificaciones y mentiras de su líder. Las sigue a pies juntillas, convirtiendo incluso en principio inquebrantable lo que hasta ayer negaban y decían que eran intoxicaciones inventadas por la derecha. Funcionan como un ejército, donde no se discute nada de lo que esté puesto al servicio material de los que forman parten de la bolsa de beneficios. Feijóo no tiene un ejército dogmático detrás, pero sí tiene algunos super egos que se consideran en condiciones de imponerle su criterio editorial. Sánchez impone los editoriales, a Feijóo hay algunos que quieren imponerle los suyos, y el liderazgo se mide también ahí, en la capacidad de elegir un camino, explicarlo con coherencia, y no apartase de él por temor a que desde fuera haya alguno que se enfade.

Libertad es dejar que critique el que quiera y que tú, libremente, elijas tu camino. Sánchez ejerce la libertad desde la consideración de que todo el que no le siga se ha convertido en un fascista peligroso, y así se lo han comprado sus acólitos. En la derecha, la libertad se ejerce, pero el PP debe andarse con cuidado de no dejar que le corten las alas los que presumen de hablar libremente desde el sueño de ser ellos quienes dirigen la oposición.