RTVE

Bochornoso sectarismo en RTVE

La Razón
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Con independencia de las trayectorias profesionales de quienes, a la postre, sean designados para formar parte del Consejo de RTVE, lo cierto es que quedarán señalados por la marca del partidismo. Si sólo desde la ingenuidad podía creerse que un Gobierno socialista condicionado por su alianza con la extrema izquierda iba a llevar a cabo un proceso regenerador de la radio y la televisión pública, apolítico y plural, la avidez exhibida sin pudor alguno por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, a la hora de ocupar los medios de comunicación del Estado con periodistas de su conveniencia ha dejado claramente expuesto ante la opinión pública lo que entiende la izquierda española por independencia profesionalidad y neutralidad. Que entre los nombres propuestos para formar parte del Consejo figuren Rosa María Artal, que fue candidata de Podemos por Zaragoza, o Cristina Fallarás, que considera, textualmente, que la socialdemocracia es «una repugnancia» y que los populares son la ultraderecha, dice mucho del tipo de dirección que espera a los trabajadores del ente. Sabíamos, porque era notorio, que Podemos consideraba innegociable para dar su apoyo a la moción de censura de Pedro Sánchez obtener el control de RTVE y de la agencia EFE, dado que, en palabras de Pablo Iglesias, los medios de comunicación son las vías de adoctrinamiento del siglo XXI e, incluso, sustituyen a los partidos políticos en la conformación ideológica y política de la sociedad. Pero lo que no podíamos esperar es la torpeza de los dirigentes podemitas, que no sólo han quemado inútilmente nombres de periodistas a quienes nadie había consultado, sino que han dejado en evidencia, prácticamente en ridículo, al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en cuyo nombre hacían las ofertas y prometían cargos. Cuando menos, el espectáculo de la renovación de RTVE nos ahorrará la cantinela «regeneracionista» del PSOE y sus afectados discursos sobre la independencia de los medios públicos. La cuestión, sin embargo, va mucho más allá del descaro y de las prisas por hacerse con el control de RTVE de Sánchez y su socio Iglesias. En efecto, la votación de ayer en el Congreso –la propuesta del PSOE y Podemos se quedó, incluso, lejos de la mayoría absoluta, que le será imprescindible en la votación de mañana– demostró la debilidad del Gobierno de España ante las formaciones nacionalistas de la Cámara, en especial de ERC, cuyo portavoz parlamentario, Joan Tardá, condicionó su apoyo en la designación de los consejeros al establecimiento de unas negociaciones entre la Generalitat de Cataluña y el Estado que no excluyeran la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. Al parecer, el traslado a cárceles catalanas de los presos separatistas procesados por rebelión no parece suficiente a los republicanos. Podría Sánchez, así se lo ha ofrecido el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, negociar con los populares la composición del Consejo de RTVE, más aún si, como afirma el PSOE, se trata de una renovación provisional, a la espera de que habilite el nuevo procedimiento concursal aprobado por el Parlamento. Entre otras cuestiones, daría voz a la mayoría de los votantes y, al menos en este asunto, se libraría de presiones independentistas. Pero no parece probable. El hecho es que ERC y el PDeCAT pueden condicionar la propuesta de renovación del PSOE y de Podemos, situación que, en el actual estado del conflicto institucional en Cataluña no augura nada bueno.