Papel

El nuevo PP coge impulso

La Razón
La RazónLa Razón

La Conferencia Política del PP ha cumplido los objetivos previstos: la revitalización de la organización, la recomposición de un proyecto más abierto y el protagonismo para una nueva generación de dirigentes en torno a un liderazgo consistente, que cuenta con un respaldo mayoritario entre los votantes populares (casi el 60%, según un sondeo para LA RAZÓN). Tras los resultados de las elecciones autonómicas y municipales, los populares asumieron que la ciudadanía había mandado un mensaje y que había que actuar en consecuencia para recuperar el terreno perdido –en las última encuestas del CIS se constata un voto oculto del 18% del electorado popular, lo que supone un síntoma de desencanto–. El PP es muy consciente de que los próximos comicios generales son, probablemente, los más trascendentales de la historia reciente de nuestra democracia. No sólo está en juego la consolidación del crecimiento económico, la creación de empleo y la prosperidad después de una durísima travesía por el desierto, sino la convivencia y el sistema de libertades tal y como lo conocemos. La irrupción de los partidos antisistema y de extrema izquierda, y la disposición del PSOE a sumarse a cualquier pacto con tal de desalojar al PP, configuran un horizonte preocupante. Génova anotó en rojo en el calendario el cónclave de este fin de semana como un encuentro de autoafirmación necesaria para la organización y como punto de partida de su programa electoral. Los populares han puesto encima de la mesa notables novedades, que pasan por la elección por los militantes de su presidente y de sus candidatos, la limitación a ocho años del mandato de cargos ejecutivos, la reforma electoral para que gobierne siempre el partido más votado y se le prime con una serie de parlamentarios por tal condición, entre otras. Son iniciativas en la buena dirección que dinamizan la organización desde el rigor, pero que huyen del espectáculo-farsa en el que otras formaciones han convertido las primarias. El PP se reafirmó en sus convicciones y en sus principios. Mariano Rajoy habló de la democracia, de la libertad, de las víctimas del terrorismo y de todo lo que nos jugamos como sociedad en las próximas elecciones. «Yo no sé lo que es el voto del miedo, lo que sé es que da miedo lo que está pasando en algunos países de la UE». El presidente apuntó con sobradas razones lo que Podemos representa y lo que el PSOE ha legitimado con su respaldo a la extrema izquierda. El nuevo PP se ha puesto en marcha, ha cogido impulso y debe perseverar. España no necesita salvapatrias demagogos ni revolucionarios de salón, sino un partido razonable, moderado y centrado que sea capaz de prolongar las políticas que nos han logrado colocar como el país que más crecerá entre las grandes economías industrializadas. Por algo ocho de cada diez de sus votantes creen que el PP salvó a España del desastre.