Andalucía

España, solidaria frente al fuego

La Razón
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Cada verano, los periódicos llevan a primera plana los incendios que, de forma inexorable, se repiten como una maldición estival de la que parece imposible zafarse. Este mes de agosto, la Sierra de Gata, en Extremadura, está siendo pasto de las llamas, que ya le han arrancado más de 6.000 hectáreas de tierra verde y fértil. Detrás de esta desgracia parece estar, una vez más, la mano del hombre. Bien sea por descuido o de forma intencionada, 95 de cada 100 incendios son provocados por el ser humano. Así lo explicó ayer la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, quien hizo un balance positivo sobre la forma en que se está gestionando una crisis que presenta tantos retos. En el caso de la sierra cacereña, las altas temperaturas y la falta de humedad están haciendo extremadamente difícil extinguir un incendio que, al cierre de esta edición, aún seguía activo y había desalojado de sus casas a más de 2.000 personas. Por último, el viento forma un funesto binomio con el fuego y convierte en tarea casi imposible las labores de extinción.

La tristeza por la pérdida inútil de tanta belleza se ve compensada por la solidaridad, tanto entre los pueblos de la región como entre las distintas administraciones públicas. Los voluntarios están echando el resto para ayudar a los que se han quedado sin hogar después de que sus pueblos hayan sido arrasados por el fuego. Pero también hay que destacar la colaboración que está prestando el Gobierno a la Junta de Extremadura, presidida por el socialista Guillermo Fernández-Vara, con el envío de todos los medios disponibles a su alcance para sofocar cuanto antes el fuego. Así lo explicó la propia ministra de Agricultura, quien declaró que se han enviado 16 medios aéreos, cuatro brigadas de refuerzo y agentes de la Unidad Militar de Emergencia (UME). Además de organizaciones como Cruz Roja, también se han desplegado efectivos llegados de Andalucía y Castilla y León e incluso Portugal está tomando parte activa en las tareas de extinción, dado que el fuego está vivo a menos de quince kilómetros de la frontera.

En tiempos en los que parece que sólo escuchamos críticas constantes a nuestro sistema político, a nuestra manera de funcionar, resulta muy alentador comprobar cómo opera la solidaridad. Da igual que la competencia de la extinción del incendio corresponda a la comunidad autónoma y no al Estado, lo que importa es lograr que los que han tenido que dejar sus hogares puedan volver a casa cuanto antes y con la máxima seguridad. Y en esa lucha, como en cualquiera que afecte a los habitantes de algún rincón de España, debemos estar todos.