Cultura

Francisco Nieva, un gigante de la cultura

La Razón
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Con el fallecimiento de Francisco Nieva, no sólo se ha ido un selecto y extraordinario dramaturgo, sino que el país ha perdido también al creador total y único, un genio capaz de brillar y sorprender en múltiples facetas de las artes. En LA RAZÓN lo sabemos bien. Tuvimos el privilegio y la fortuna de contar con sus colaboraciones periódicas, que nos acompañaron, ilustraron y engrandecieron hasta sus últimos instantes. Francisco Nieva era capaz de plasmar su carácter barroco, cosmopolita y ciertamente transgresor en todo cuanto acometía. Dramaturgo, sí, pero también director de escena, figurinista, decorador, autor dramático, pintor, académico... y tantas cosas. Personaje con experiencias extraordinarias y una sabiduría acumulada que plasmaba en una palabra mimada al extremo. Un vanguardista excelso, con dimensión europea, que fue capaz de desarrollar lo que está al alcance de los elegidos, un teatro nuevo, generador de modos y tendencias que otros siguieron y continuarán, un legado al que admirar y del que enorgullecerse con montajes emblemáticos sobre las tablas. Acumuló todos los grandes premios de nuestro país y gozó del reconocimiento y la consideración de su mundo, que era el de muchos, también el de los espectadores que acompañaron sus piezas. Y si en algún momento o de alguna forma pudo sufrir el sinsabor o la amargura de un cierto olvido, lo fue en la medida de ese desapego al teatro o al mundo de la cultura en que este país ha caído en ocasiones. Nieva nos dijo adiós, pero, por supuesto, su obra es y será inmortal.