Podemos
La alianza de extrema izquierda amenaza al futuro del PSOE
El último barómetro del CIS sobre la intención de voto de los españoles debido a las fechas en las que se llevó a cabo el trabajo de campo –entre el 1 y el 10 de abril, cuando aún no se sabía con certeza si Su Majestad se vería obligado a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones–, presenta un desfase sobre las actuales circunstancias políticas que puede ser relevante, por cuanto la firma del probable acuerdo electoral entre Podemos e Izquierda Unida, sobre el que no se ha preguntado a los encuestados, podría cambiar la correlación de fuerzas de manera significativa. En efecto, de acuerdo con los datos del sondeo, la suma de quienes declaran su intención de votar a Podemos y a IU supone el 23,1 por ciento,que supera el 21,6 por ciento de los sufragios que la encuesta atribuye al PSOE. Es decir, nos hallaríamos ante el anhelado «sorpasso» de la izquierda comunista sobre los socialistas, lo que no sólo representa un cambio histórico en la reciente democracia española, sino que supondría un enorme riesgo para la estabilidad de una de las grandes economías de la Unión Europea. Aunque no se debe caer en el ejercicio simplista de trasladar mecánicamente los votos declarados de ambas formaciones a la supuesta coalición –especialmente ante el rechazo muy mayoritario de los militantes y simpatizantes de Izquierda Unida a participar en la reciente consulta interna sobre la propuesta de acuerdo–, es evidente que la mala situación del PSOE, que no acaba de encontrar su suelo electoral y sigue cayendo en intención de voto, va a ser aprovechada en lo posible por el líder del partido morado, Pablo Iglesias, a quien el barómetro del CIS mantiene como tercera fuerza, a pesar del varapalo que supone para el conjunto de la formación el desplome en la intención de voto de sus aliados valencianos de Compromís, que pasaría del 2,67 por ciento de los votos obtenidos en las elecciones de diciembre a un escuálido 0,4 por ciento que le pronostica la encuesta, como onerosa factura tanto a su pacto «a la valenciana» como a su intento de desmarcarse parlamentariamente del resto de la coalición morada. En cualquier caso, Pablo Iglesias depende para lograr sus aspiraciones de unos votantes de Izquierda Unida que, según todas las encuestas, no sólo la del CIS, están volviendo al seno de la vieja formación comunista y que ahora ven muy posible recuperar el grupo parlamentario perdido en las últimas elecciones. Sin duda, esto podrá endurecer las condiciones que establezca su actual líder, Alberto Garzón, en la conformación de las listas conjuntas. También, por supuesto, la encuesta del CIS deja en el aire la influencia que un acuerdo de tal naturaleza, que extrema las posiciones de izquierda, pueda tener en la movilización de unos electores socialistas y del centro derecha, preocupados por la deriva populista tan acusada. De momento, y esto es, en realidad, lo más significativo del barómetro, el Partido Popular volvería a ganar claramente las elecciones, con un respaldo del 27,4 por ciento de los votos, frente a un partido socialista que, como señalábamos antes, vuelve a caer. Ciudadanos seguiría sin ser relevante, aunque incrementa sus votos en un 1,7 por ciento a costa del PSOE, y devuelve al PP tantos sufragios como recibe de éste. Un panorama electoral, sin embargo, sujeto a demasiados factores.
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